Estrellita

«En el principio existía la Palabra…»

Natividad de Nuestro Señor

Un hijo nos ha sido dado (Is. 9,5)

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Estamos convocados a celebrar en Navidad el misterio incomprehensible de un Dios que decide hacerse hombre, para salvar a los hombres que se han alejado de Él. Sin embargo, Isaías, el profeta que nos ha enseñado que el nombre de Dios es Emanuel, el Señor con nosotros, nos confía un secreto que es al mismo tiempo, una prueba de amor y un desafío: Jesús, el hijo de la Virgen inmaculada, es «un hijo que nos es dado». El Hijo del Padre eterno, el Verbo encarnado, el hijo de María, nos es dado como hijo.

Somos llamados a quererlo, cuidarlo, escucharlo, llevarlo, de igual manera que queremos, cuidamos, escuchamos y llevamos a un hijo.

Navidad es el tiempo para conmemorar este misterio. Misterio que la liturgia nos propone contemplar, meditar, durante las tres semanas en las que las fiestas se suceden para que podamos gustarlas: la natividad, la celebración de la Sagrada Familia, la maternidad divina, la manifestación a los paganos, la presentación al pueblo elegido en el borde del Jordán.

La alegría de los pastores de Belén, la veneración de los magos y la presteza de los primeros discípulos, revelan las distintas actitudes que Navidad puede hacer crecer en nosotros.En todo caso, en primer lugar, hay que recibir al Hijo del Padre eterno como a un hijo…

 

Libro de Isaías 52,7-10.

¡Qué hermosos son sobre las montañas
los pasos del que trae la buena noticia,
del que proclama la paz,
del que anuncia la felicidad,
del que proclama la salvación,
y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz,
gritan todos juntos de alegría,
porque ellos ven con sus propios ojos
el regreso del Señor a Sión,
¡Prorrumpan en gritos de alegría,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor consuela a su Pueblo,
Él redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
verán la salvación de nuestro Dios.

Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.5-6.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.

Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.

Carta a los Hebreos 1,1-6.

Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras,
ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo.
Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy?» ¿Y de qué ángel dijo: «Yo seré un padre para él y él será para mi un hijo?»
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: «Que todos los ángeles de Dios lo adoren.»

Evangelio según San Juan 1,1-18.

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.

 

Reflexión del papa Francisco en este día de Navidad:

Queridos hermanos y hermanas, feliz Navidad. Hoy la Iglesia revive el asombro de la Virgen María, de san José y de los pastores de Belén, contemplando al Niño que ha nacido y que está acostado en el pesebre: Jesús, el Salvador.

En este día lleno de luz, resuena el anuncio del Profeta: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva a hombros el principado, y es su nombre: Maravilla del Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz» (Is 9, 5).

El poder de un Niño, Hijo de Dios y de María, no es el poder de este mundo, basado en la fuerza y en la riqueza, es el poder del amor. Es el poder que creó el cielo y la tierra, que da vida a cada criatura: a los minerales, a las plantas, a los animales; es la fuerza que atrae al hombre y a la mujer, y hace de ellos una sola carne, una sola existencia; es el poder que regenera la vida, que perdona las culpas, reconcilia a los enemigos, transforma el mal en bien.

Es el poder de Dios. Este poder del amor ha llevado a Jesucristo a despojarse de su gloria y a hacerse hombre; y lo conducirá a dar la vida en la cruz y a resucitar de entre los muertos. Es el poder del servicio, que instaura en el mundo el reino de Dios, reino de justicia y de paz. Por esto el nacimiento de Jesús está acompañado por el canto de los ángeles que anuncian: «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama» (Lc 2,14).

Hoy este anuncio recorre toda la tierra y quiere llegar a todos los pueblos, especialmente los golpeados por la guerra y por conflictos violentos, y que sienten fuertemente el deseo de la paz. Paz a los hombres y a las mujeres de la martirizada Siria, donde demasiada sangre ha sido derramada.

Sobre todo en la ciudad de Alepo, escenario, en las últimas semanas, de una de las batallas más atroces, es muy urgente que se garanticen asistencia y consolación a la extenuada población civil, respetando el derecho humanitario.

Es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para que se logre una solución negociable y se restablezca la convivencia civil en el País.

Paz para las mujeres y para los hombres de la amada Tierra Santa, elegida y predilecta por Dios. Que los Israelíes y los Palestinos tengan la valentía y la determinación de escribir una nueva página de la historia, en la que el odio y la venganza cedan el lugar a la voluntad de construir conjuntamente un futuro de recíproca comprensión y armonía.

Que puedan recobrar unidad y concordia Irak, Libia y Yemen, donde las poblaciones sufren la guerra y brutales acciones terroristas. Paz a los hombres y mujeres en las diferentes regiones de África, particularmente en Nigeria, donde el terrorismo fundamentalista explota también a los niños para perpetrar el horror y la muerte.

Paz en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo, para que se curen las divisiones y para que todos las personas de buena voluntad se esfuercen para iniciar nuevos caminos de desarrollo y de compartir, prefiriendo la cultura del diálogo a la lógica del enfrentamiento.

Paz a las mujeres y hombres que todavía padecen las consecuencias del conflicto en Ucrania oriental, donde es urgente una voluntad común para llevar alivio a la población y poner en práctica los compromisos asumidos.

Pedimos concordia para el querido pueblo colombiano, que desea cumplir un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación. Dicha valentía anime también la amada Venezuela para dar los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera.

Paz a todos los que, en varias zonas, están afrontando sufrimiento a causa de peligros constantes e injusticias persistentes. Que Myanmar pueda consolidar los esfuerzos para favorecer la convivencia pacífica y, con la ayuda de la comunidad internacional, pueda dar la necesaria protección y asistencia humanitaria a los que tienen necesidad extrema y urgente.

Que pueda la península coreana ver superadas las tensiones que atraviesan en un renovado espíritu de colaboración. Paz a los que han perdido a un ser querido debido a viles actos de terrorismo que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades.

Paz —no de palabra, sino eficaz y concreta— a nuestros hermanos y hermanas que están abandonados y excluidos, a los que sufren hambre y los que son víctimas de violencia. Paz a los prófugos, a los emigrantes y refugiados, a los que hoy son objeto de la trata de personas. Paz a los pueblos que sufren por las ambiciones económicas de unos pocos y la avaricia voraz del dios dinero que lleva a la esclavitud.

Paz a los que están marcados por el malestar social y económico, y a los que sufren las consecuencias de los terremotos u otras catástrofes naturales. Paz a los niños, en este día especial en el que Dios se hace niño, sobre todo a los privados de la alegría de la infancia a causa del hambre, de las guerras y del egoísmo de los adultos.

Paz sobre la tierra a todos los hombres de buena voluntad, que cada día trabajan, con discreción y paciencia, en la familia y en la sociedad para construir un mundo más humano y más justo, sostenidos por la convicción de que sólo con la paz es posible un futuro más próspero para todos. Queridos hermanos y hermanas: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado»: es el «Príncipe de la paz». Acojámoslo.

 

 

 

Noticias falsas y otras mentiras

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Vladimir Putin

DORA AMADOR

Resulta difícil creer lo que está pasando ante nuestros ojos y los del mundo, sumidos en una especie de inercia inducida por la estupefacción. El problema no radica únicamente en el presidente electo, también en los medios, los ciudadanos de conciencia de ambos partidos o de ninguno y de la Oficina de Ética en el Gobierno, que emite opiniones muy acertadas sobre la incompetencia y la amenaza que representa Donald Trump para la nación y el mundo, pero nadie hace nada que le impida a este intimidador profesional llegar a ser el déspota que destruya nuestra democracia.

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Donald Trump.

Trump ha creado el gabinete de gobierno más rico de la historia americana. Sus nominados para los primeros cargos son multimillonarios, nacieron ricos y amasan hoy fortunas aún mayores. Todos tienen mucha más experiencia ayudando financieramente a candidatos políticos que en dirigir departamentos del gobierno. Y algunos de los nombrados son una vergüenza además de un riesgo internacional.

Trump nombró para dirigir la Agencia de Protección Ambiental a Scott Pruitt, un enemigo de las regulaciones, que niega el cambio climático y la labor de la agencia. En una investigación realizada en 2014 se descubrió que Pruitt había sido un vocero a sueldo de las industrias de gas y petróleo. Lo más vergonzoso de Pruitt es que firmó una carta criticando la Agencia de Protección Ambiental por exagerar la contaminación del aire causada por la perforación de gas natural en Oklahoma. Resultó ser que la carta no fue escrita por él, sino por una de las mayores empresas dedicada a la perforación de gas.

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Mitch McConnell.

Vladimir Putin tuvo un enorme éxito en su intervención en las elecciones de Estados Unidos. Es algo tan atrevido que nadie sabe cómo confrontar a Putin, que no ha disimulado su felicidad con el “triunfo” electoral de Trump. Además del director del FBI, James Comey, encargado de que Clinton no saliera presidenta.

Pero ahí no radica todo, Trump va logrando marginar a la prensa si no dice lo que él quiere, lo que le haga quedar bien, y recurre, si se informa la verdad, a su trillada manipulación de que los medios “están en contra de él”.

La intentona de censura ya no pasa desapercibida, pero los medios, sobre todo televisivos, están perplejos, y para no parecer parcializados dejan hablar hasta por los codos a los voceros de Trump, que ya dominan a los intimidados reporteros.

Otro problema mayor está minando agresivamente la veracidad de la información que se recibe, y es causado por Facebook, que se ha dedicado a divulgar noticias falsas, inventadas, que gran parte de los lectores creen y que influyeron también en el proceso electoral. Ejemplo: en lo que va de 2016, los usuarios de Facebook se enteraron de que el Papa respaldó a Donald Trump (no lo hizo), que un funcionario demócrata fue asesinado después de aceptar testificar contra Hillary Clinton (nunca sucedió), que Bill Clinton violó a una joven de 13 años (falso), y el domingo, Edgar M. Welch, de Salisbury, Carolina del Norte, fue arrestado después de disparar dos tiros dentro de una pizzería en Washington, D.C. mientras investigaba las afirmaciones falsas que había leído en Facebook, de que en el sótano de la pizzería se llevaba a cabo un negocio sexual con menores de edad en el que estaba implicada Hillary Clinton, porque el dueño de la pizzería había ayudado a su campaña electoral en una cena de recaudación de fondos.

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James Comey.

“Difundir noticias falsas tiene el objetivo de destruir la verdad, perdernos en un mundo donde no cuentan los hechos verídicos ni la defensa contra las mentiras”, afirma Bill Moyers, un periodista excelente a quien leo confiada.

Uno de los más activos difusores de la noticia falsa sobre Hillary Clinton y la venta de sexo de menores en la pizzería es Mike Flynn, Jr., hijo del teniente general retirado Mike Flynn, a quien Trump nombró su Consejero de Seguridad Nacional. El mismo que dijo que el Islam no es una religión, sino una ideología política que como un cáncer lleva dentro de sí cada musulmán, aunque, en efecto, sean 1,700 millones de seres humanos los que practican esta religión que se opone a los yihadistas, de quienes son también sus víctimas.

Cumpliendo con mi conciencia, me di de baja de la infame Facebook cuando supe que además de propagar noticias falsas con el consentimiento de Mike Zuckerberg, está codificando su algoritmo para servir a los pedidos de censura de China para poder aprobar la red social allá, lo que le dará inimaginables ganancias a su empresa. Y ahora descubro este titular del diario El País de ayer: “¿Tiene Facebook la clave del éxito electoral de Trump? Un estudio analiza cómo superó ampliamente a Clinton en la movilización online de sus seguidores”.

La personalidad, la actitud, el carácter de Donald Trump lo hacen incapaz y altamente peligroso para ejercer la presidencia, que logró por lo antes dicho y por el Colegio Electoral, no por el voto popular, en el que Clinton le lleva una ventaja de 2.7 millones de votantes. Quedará en los libros de historia: las elecciones de 2016 las ganó honradamente Hillary Clinton, no Donald Trump.

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Hillary Clinton.

 

Hola, soy Dory

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Dolores Aleixandre
Periodista Digital

Pocas cosas me ponen tan contenta como encontrar coincidencias entre lo que dice la Biblia y lo que leo en el periódico o veo en el cine. Acaba de pasarme con la protagonista de la película de Disney y Pixar, Buscando a Dory: me ha hecho recordar en el acto una metáfora del profeta Oseas y un adjetivo del evangelio de Marcos (soy de la gramática antigua). Dory es una entrañable pez azul con serios problemas de memoria a la que ya conocíamos en Buscando a Nemo: se le olvida todo al momento y va de un sitio para otro diciendo: “Hola, soy Dory ¿podrían ayudarme…?”

También a los israelitas del s. VIII a.C. se les olvidaba en seguida lo que el Señor hacía por ellos y Oseas se lo reprochaba: “Vuestro amor es como una nube mañanera, como rocío que se evapora al alba” (Os 6,4), y algo parecido les pasaba a los receptores “pedregosos” de la parábola de la semilla de Mc 4,16 que aparecen caracterizados como proskairoi (transitorios, momentáneos, ocasionales…).

En ellos podemos vernos reflejados también nosotros, emparentados con Dory en sus olvidos persistentes, parecidísimos a la tierra incapaz de retener la humedad que la había refrescado al amanecer, afectados por esa memoria quebradiza y fugitiva que no deja echar raíces a los recuerdos que hacen vivir.

Hagamos la prueba: ¿qué recordamos de la encíclica Laudato si a solo unos meses de su aparición?¿Qué huella nos ha dejado su llamada urgente a “cuidar la casa común”? ¿Qué pasos hemos dado en dirección a esa “cultura de la sobriedad y conversión ecológica”? ¿Estamos dispuestos a reemplazar el “discurso verde” (y que se nos pegue la lengua al paladar…) por la adicción a las 3R de reducir, reutilizar, reciclar? ¿Cómo de determinados estamos, por ejemplo, a abrigarnos más en invierno y bajar la calefacción? ¿A evitar plásticos, utilizar transporte público y reducir el consumo de agua?

“No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo”, dice Francisco (LS 211).
No hay que renunciar tampoco a la posibilidad de que Dory recupere la memoria.