Discurso de Hillary Clinton en español en la Convención Nacional Demócrata en la que hizo historia

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Hillary Clinton acepta la nominación por el Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos. / Reuters 

 

Muchísimas gracias. Gracias. Gracias a todos. Muchísimas gracias a todos por esta increíble bienvenida. Gracias a todos por esta increíble convención y Chelsea, gracias. Estoy tan orgullosa de ser tu madre y de la mujer en la que te has convertido. Muchas gracias por traer a Marc a nuestra familia y a Charlotte y Aidan al mundo.

Bill, esa conversación que empezamos en la biblioteca de Derecho hace 45 años sigue fuerte. Saben, esa conversación ha pasado por buenos momentos que nos han llenado de alegría y ha traído momentos difíciles que nos han puesto a prueba. Hemos dicho palabras difíciles durante el camino.

El martes por la noche me sentí feliz de ver que mi comentarista en jefe [se refiere a Bill Clinton] sigue trabajando. También estoy muy agradecida con el resto de mi familia y mis amigos de siempre. A todos los que han trabajado duro para que estemos aquí esta noche. Y a los que se han unido a nuestra campaña esta semana. ¡Qué semana tan maravillosa hemos tenido!

Hemos escuchado a la persona de la esperanza, Bill Clinton, y al hombre de la esperanza, Barak Obama.

Estados Unidos es más fuertes gracias al liderazgo del presidente Obama y yo soy mejor gracias a su amistad. Hemos escuchado a nuestro fantástico vicepresidente, el inimitable Joe Biden, quien habló con el corazón sobre el compromiso de nuestro partido con los trabajadores. Y la primera dama Michelle Obama nos recordó que nuestros hijos nos están mirando y que el presidente que elijamos también será su presidente.

Y para los que apenas empiezan a conocer a Tim Kaine, pronto entenderán por qué la gente de Virginia sigue ascendiéndole: de consejero y alcalde a gobernador, y ahora senador. Él hará que estemos orgullosos de él como nuestro vicepresidente. También quiero dar las gracias a Bernie Sanders. Bernie, tu campaña ha inspirado a millones de estadounidenses, especialmente a la gente joven que puso todo su corazón y alma en las primarias. Tú has puesto la economía y la justicia social donde tienen que estar, en el centro. Y para todos tus partidarios aquí y en el resto del país: quiero que sepan que los he escuchado, su causa es nuestra causa.

Nuestro país necesita sus ideas, energía y pasión. Esa es la única forma en la que podremos convertir nuestra plataforma progresista en un cambio real para los Estados Unidos de América. La redactamos juntos, ahora hagamos que se haga realidad juntos.

Amigos, hemos venido a Filadelfia –el lugar que vio nacer a nuestra nación–, porque lo que sucedió en esta ciudad hace 240 años tiene aún algo que enseñarnos hoy. Todos conocemos la historia. Pero solemos centrarnos en cómo sucedió, y no prestamos suficiente atención a lo cerca que estuvo de no escribirse jamás. Cuando los representantes de 13 colonias rebeldes se reunieron justo aquí, algunos querían quedarse junto al Rey. Otros querían abandonar. La revolución estaba descompensada.

Entonces, de alguna forma empezaron a escucharse, a ceder, a buscar un propósito común y cuando dejaron Filadelfia ya habían comenzado a verse como una nación. Eso hizo posible que se levantaran contra un rey. Hacía falta tener mucha valentía, y la tenían. Nuestros fundadores abrazaron la verdad de que somos más fuertes juntos.

Ahora, Estados Unidos está en un momento en el que hay que pensar muy bien. Fuerzas muy poderosas tratan de dividirnos. Los lazos de confianza y respeto se están quebrando. Al igual que nuestros fundadores, no tenemos garantías de qué pasará. Tenemos que decidir si vamos a trabajar juntos para poder levantarnos juntos. Nuestro lema nacional es: e pluribus unum (de muchos, uno). ¿Vamos a seguir fieles a ese lema? Ya escuchamos la respuesta de Donald Trump la semana pasada en su convención. Él quiere dividirnos, del resto del mundo y entre nosotros. Dice que los peligros del mundo de hoy nos cegarán ante sus amenazas.

Él está llevando el Partido Republicano muy lejos… del «Buenos días América» a «Medianoche América». Quiere que tengamos miedo al futuro y nos temamos los unos a los otros. Un presidente demócrata maravilloso, Franklin Delano Roosevelt, lanzó la perfecta reprimenda a Trump hace más de 80 años, en una época mucho más peligrosa: «Lo único que tenemos que temer es el temor en sí mismo». Ahora sabemos a lo que se enfrenta nuestro país, pero no tenemos miedo, vamos a prepararnos para este desafío, como siempre lo hemos hecho. No construiremos un muro, sino una economía en la que todo el mundo que quiera un trabajo bien pagado lo tenga. ¡Construiremos un camino hacia la ciudadanía para millones de inmigrantes que ya están contribuyendo a nuestra economía! Nosotros no vamos a prohibir una religión, sino que trabajaremos con todos los estadounidenses y nuestros aliados para luchar y vencer al terrorismo.

Tenemos mucho trabajo por delante. Demasiadas personas no han tenido un aumento de sueldo desde la crisis económica. Hay demasiada desigualdad y muy poca movilidad, hay demasiada parálisis en Washington, demasiadas amenazas en casa y fuera. Pero miren la fortaleza que tenemos para afrontar estos desafíos:
Tenemos al pueblo más dinámico y diverso del mundo;
Tenemos a la gente joven más tolerante y generosa que hemos tenido jamás;
Tenemos a los militares más poderosos, a los empresarios más innovadores y los valores más profundos: libertad e igualdad, justicia y oportunidades.

Deberíamos sentirnos muy orgullosos de que estas palabras estén asociadas a nosotros, que cuando la gente las escucha, escuchan ‘Estados Unidos’.

Así que no dejen que nadie les diga que nuestro país es débil, porque no lo es. O que no tenemos lo que hace falta, sí lo tenemos. Y sobre todo, no crean a nadie que les diga: “Yo puedo arreglarlo solo”. Esas fueron las palabras que Donald Trump dijo en Cleveland y deberían hacer saltar las alarmas. ¿En serio? ¿Yo solo puedo arreglarlo? Se le olvida quizá que hay tropas en el frente, oficiales de policía y bomberos que corren hacia el peligro, médicos y enfermeras que nos cuidan, profesores que cambian las vidas de sus alumnos, empresarios que ven posibilidades en cualquier problema, madres que han perdido a sus hijos por la violencia y crean un movimiento para mantener a sus hijos seguros. Se olvida de todos nosotros.
Los estadounidenses no dicen “puedo arreglarlo solo”, sino “lo arreglaremos juntos”.

Recuerden: nuestros fundadores lucharon y crearon la Constitución para que Estados Unidos nunca fuera una nación en la que una sola persona tuviera todo el poder. 240 años después seguimos confiando los unos en los otros. Vean lo que pasó en Dallas después del asesinato de cinco valientes policías. El jefe de policía David Brown pidió apoyo a la comunidad, incluso que se unierán a ellos. ¿Y saben cómo respondió la comunidad? Casi 500 personas se apuntaron en solo 12 días. Así es como los estadounidenses responden cuando hace falta ayudar. Hace 20 años escribí un libro titulado It takes a village (en español ‘Es labor de todos’). Mucha gente leía el título y me preguntaba: «¿A qué demonios te refieres?» Me refiero precisamente a esto: ninguno de nosotros puede levantar una familia, un negocio, una comunidad o un país completamente solo. Estados Unidos necesita que todos nosotros pongamos nuestra energía, nuestro talento y ambición para lograr que nuestra nación sea mejor y más fuerte. Creo en esto con todo mi corazón.

Por eso ‘juntos somos más fuertes’ no es solo una lección de nuestra historia ni únicamente un eslogan de campaña. Es un principio que guía el país que siempre hemos sido y el futuro que vamos a construir. Un país donde la economía funcione para todos, no solo para los que están arriba. Donde se puede conseguir un buen trabajo y enviar a tus hijos a un buen colegio sin importar el código postal en el que vives. Un país en el que nuestros hijos pueden soñar y que sus sueños estén a su alcance, en el que las familias sean fuertes, y las comunidades estén seguras. Y donde el amor triunfe sobre el odio.

Ese es el país por el cual luchamos, ese es el futuro por el que estamos trabajando. Así pues, amigos, con gran humildad, determinación y una completa confianza en la promesa de Estados Unidos, ¡acepto su nominación para ser presidenta de Estados Unidos!

Ahora bien, hay también personas en este podio que son nuevas a nivel nacional. Como saben, yo no soy una de ellas. He sido primera dama, senadora durante ocho años en el maravilloso estado de Nueva York, y después les representé a todos ustedes como secretaria de Estado. Pero mi trabajo solo dice lo que he hecho, no dice por qué. La verdad es que durante todos estos años de servicio público, la parte de servicio ha sido siempre más sencilla que la parte pública. Entiendo que muchas personas simplemente no saben qué pensar de mí. Se los voy a contar.

En la familia de la que vengo nadie tenía su nombre en grandes edificios. En mi familia eran constructores de otro tipo, como la mayoría de familias estadounidenses. Utilizaron las herramientas que tenían, las que Dios les había dado y construían vidas mejores para sus hijos. Mi abuelo trabajó en el molino de Scranton durante 50 años porque creía que si daba todo lo que tenía, sus hijos tendrían una vida mejor que él. Y tenía razón.

Mi padre, Hugh, llegó hasta la universidad, jugó fútbol en Pennsylvania y después se alistó en la marina tras Pearl Harbour. Cuando la guerra terminó, abrió su propio pequeño negocio de impresión de telas para cortinas. Recuerdo verle imprimiendo durante horas. Quería darnos a mi hermano y a mí las oportunidades que él no había tenido. Y lo hizo. Mi madre, Dorothy, fue abandonada por sus padres cuando era una niña. A los 14 años se mantenía sola limpiando casas. La salvó la bondad de otros. Su profesora de primer grado vio que no tenía nada para comer y se llevaba comida de más para compartirla con ella. La lección que me pasó años después se me ha quedado grabada: Nadie pasa por la vida solo. Tenemos que cuidarnos y ayudarnos mutuamente. Ella se aseguró de que aprendiera las palabras de la fe metodista: «Haz todo el bien que puedas, a todas las personas que puedas y de todas las formas que puedas, durante el tiempo que puedas».

Me fui a trabajar para el Fondo de Defensa de los Niños, yendo puerta por puerta en New Bedford (Massachusetts) en representación de niños con discapacidad física que no podían ir al colegio. Recuerdo verme con una niña en el porche se su casa. Quería ir a la escuela, pero no era posible. No podía dejar de pensar en mi madre y lo que ella había vivido de niña. Para mí estaba claro que el simple cuidado no es suficiente. Para traer verdadero progreso uno tiene que cambiar los corazones y las leyes. Se necesitan ambos: corazón y acción. Nuestro trabajo empezó en el Congreso para garantizar que todos los estudiantes con discapacidad tuvieran acceso a la educación. Una gran idea, ¿no creen?

Cada niño con una discapacidad física tiene derecho a ir a la escuela. ¿Pero cómo se hace una idea así realidad? Día a día, año a año, a veces incluso puerta a puerta. Mi corazón se hinchó cuando vi a Anastasia Somoza sobre este escenario representando a millones de jóvenes que, gracias a esos cambios en nuestras leyes, han podido recibir una educación.

Es cierto… importan todos los detalles de la política, ya estemos hablando del nivel exacto de plomo en el agua potable en Flint (Michigan), del número de centros de salud mental en Iowa o del coste de los medicamentos. Porque no es un detalle si se trata de su hijo o su familia. No es algo pequeño, es grande. Y también debe serlo para su presidente. Durante los últimos tres días de esta convención han visto a algunas de las personas que me han inspirado, que me han permitido entrar en sus vidas y convertirse en parte de la mía. Gente como Ryan Moore y Lauren Manning, quienes contaron su historia el martes por la noche.

Primero conocí a Ryan cuando tenía siete años. Llevaba una faja en todo su cuerpo que debía pesar 40 libras. Niños como Ryan hicieron que siguiera trabajando cuando nuestro plan de sanidad universal falló, e hizo que siguiera trabajando con líderes de todos los partidos para crear el Programa de Seguro de Salud Infantil que cubre a ocho millones de niños cada año.

Lauren resultó gravemente herida el 11 de septiembre. Y Debbie St. John, y John Dolan y Joe Sweeney y todas las víctimas y sobrevivientes también hicieron que siguiera trabajando tan duro como pude en el Senado en representación de las familias del 11 de septiembre y de las personas que enfermaron por trabajar en la zona cero. Aún seguí pensando en Lauren, Debbie y todos los demás diez años después en la sala de decisiones de la Casa Blanca cuando el presidente Obama tomó la valiente decisión que hizo justicia con Osama Bin Laden. En esta campaña he conocido a mucha gente que me ha motivado para seguir luchando por un cambio.

Con su ayuda, me llevaré todas sus voces e historias a la Casa Blanca. Seré una presidenta para los demócratas, los republicanos y los independientes. También para los que sufren, aquellos que se esfuerzan y los exitosos. Para los que votan por mí y para los que no. Para todos los estadounidenses, juntos. Esta noche hemos alcanzado un hito en nuestro país para lograr una unión perfecta: es la primera vez que un partido grande nomina a una mujer para ser presidenta. Estando aquí, de pie, como la hija de mi madre y la madre de mi hija, me siento muy feliz de que haya llegado este día por las abuelas y niñas, por los niños, hombres, porque cuando una barrera cae en Estados Unidos, se abre el camino para todos. Cuando no hay techos, el cielo es el límite.

Así que sigamos adelante hasta que los 161 millones de niñas y mujeres de Estados Unidos tengan las oportunidades que se merecen. Pero incluso algo más importante que la historia que hoy escribimos, es la historia que vamos a construir en los próximos años. Empecemos por lo que ya estamos haciendo para ayudar a los trabajadores de nuestro país a que salgan adelante. No creo que el presidente Obama ni el vicepresidente Biden hayan recibido el agradecimiento suficiente por sacarnos de la peor crisis económica de nuestras vidas. Nuestra economía está mucho más fuerte que cuando llegaron al gobierno. Se han creado cerca de 15 millones de nuevos puestos de trabajo. 20 millones más de estadounidenses tienen seguro médico y la industria automovilística ha tenido su mejor año. Eso es un gran progreso. Pero ninguno de nosotros puede sentirse satisfecho con el estatus quo, no por mucho tiempo.

Aún nos enfrentamos a profundos problemas que surgieron mucho antes de la recesión y que han permanecido con nosotros durante la recuperación. He viajado por todo el país hablando con las familias trabajadoras. Y he sabido de muchos de ustedes que sienten que la economía no está funcionando. Algunos de ustedes están frustrados, incluso furiosos. ¿Y saben qué? Tienen razón. Aún no está funcionando como debería.

Los estadounidenses están dispuestos a trabajar, y trabajar duro. Pero en este momento, una gran cantidad de gente siente que hay cada vez menos respeto por el trabajo que hacen. Y menos respeto hacia ellos en general. Los demócratas son el partido de los trabajadores, pero no hemos hecho un buen trabajo demostrándoles que entendemos por lo que están pasando y que vamos a hacer algo al respecto.

Por eso quiero decirles esta noche cómo vamos a empoderar a los estadounidenses para que vivan una vida mejor. Mi misión principal como presidenta será crear más oportunidades y buenos empleos con mayores salarios aquí en Estados Unidos. ¡Desde mi primer día en el cargo hasta el último! Especialmente en lugares que han sido olvidados y abandonados durante demasiado tiempo. Desde nuestras ciudades hasta nuestros pequeños pueblos, desde los territorios indígenas hasta las regiones carboneras. Desde las comunidades devastadas por las adicciones hasta las regiones vaciadas por el cierre de plantas.

He aquí lo que pienso: Creo que Estados Unidos prospera cuando la clase media prospera; creo que nuestra economía no está funcionando como debería, porque nuestra democracia no está funcionando como debería. Por eso tenemos que nombrar a jueces de la Corte Suprema que separen el dinero de la política y amplíen los derechos electorales, no que los limiten. ¡Y pasaremos una enmienda constitucional para revocar Ciudadanos Unidos!

Creo que las empresas estadounidenses que han recibido tanto de nuestro país deben ser igualmente patrióticas a cambio. Muchas lo son, pero muchas otras no lo son. No está bien recibir exenciones fiscales con una mano y entregar cartas de despido con la otra. Y creo que nunca se debe volver a permitir que Wall Street arruine al pueblo.

Creo en la ciencia. Creo que el cambio climático es real y que podemos salvar nuestro planeta, y a la misma vez crear millones de empleos bien remunerados en el sector de la energía limpia.

Creo que cuando tenemos millones de trabajadores inmigrantes que contribuyen a nuestra economía, sería contraproducente e inhumano expulsarlos. La reforma migratoria integral hará crecer nuestra economía y mantendrá las familias juntas, y eso es lo correcto.

Sea cual sea el partido al que usted pertenece, o si no pertenece a ningún partido, si comparte estas creencias, ésta es su campaña. Si usted cree que las empresas deben compartir las ganancias con sus trabajadores, en lugar de engrosar los bonos de los ejecutivos, únase a nosotros. Si cree que el salario mínimo debe ser un salario digno y que nadie que trabaja a tiempo completo debería tener que criar a sus hijos en la pobreza, únase a nosotros. Si usted cree que cada hombre, mujer y niño en Estados Unidos tiene derecho a recibir asistencia médica asequible, únase a nosotros. Si usted cree que hay que decirle ‘no’ a los acuerdos comerciales injustos, que debemos enfrentar a China, que debemos apoyar a nuestros trabajadores siderúrgicos, a los trabajadores de la industria automovilística y los fabricantes domésticos, únase a nosotros.

Si usted cree que deberíamos ampliar la seguridad social y proteger el derecho de la mujer a tomar sus propias decisiones en materia del cuidado de la salud, únase a nosotros. Y sí, si usted cree que su madre, esposa, hermana o hija trabajadora merece igualdad salarial, únase a nosotros. Asegurémonos de que esta economía funcione para todos, no sólo para los que están arriba.

Ahora, ustedes no escucharon nada de esto de Donald Trump en su convención. Habló durante 70 y tantos minutos, bastante más de 70, y no ofreció ninguna solución. Pero ya sabemos que él no cree en estas cosas.
No es de extrañar que no le guste hablar de sus planes. Quizás usted lo notó, a mí me encanta hablar de los míos. En mis primeros 100 días, vamos a trabajar con ambos partidos para aprobar la mayor inversión en nuevos empleos bien pagados desde la Segunda Guerra Mundial. Empleos en la industria manufacturera, la energía limpia, en tecnología e innovación, en pequeñas empresas, y en infraestructura. Si invertimos en infraestructura ahora, no solo crearemos puestos de trabajo hoy, sino que sentaremos las bases para los empleos del futuro. Y transformaremos la forma en que preparamos a nuestros jóvenes para esos empleos.

¡Bernie Sanders y yo trabajaremos juntos para hacer que las colegiaturas universitarias sean gratis para la clase media y libres de deudas para todos! También liberaremos a millones de personas que ya tienen deudas estudiantiles. No es justo que Donald Trump pueda ignorar sus deudas, pero que los estudiantes y las familias no puedan refinanciar las suyas. Y aquí hay algo que no decimos con suficiente frecuencia: la universidad es crucial, pero un título de cuatro años no debería ser el único camino para obtener un buen empleo.

Vamos a ayudar a más personas a aprender un oficio o a practicar un oficio y a que ganen buenos salarios con esos oficios. Vamos a darles un impulso a las pequeñas empresas, facilitar el proceso de obtención de créditos. Demasiados sueños mueren en los estacionamientos de los bancos. En Estados Unidos, si usted puede soñarlo, usted debería poder lograrlo.

Vamos a ayudarle a equilibrar la familia y el trabajo. ¿Y sabe qué?, si luchar por un sistema asequible de cuidado de niños y de baja familiar remunerada es jugar la ‘carta de la mujer’, ¡pues juego esa carta! (Ah, ¿ya habían escuchado ésa?)

Ahora, aquí está la cosa, no sólo vamos a hacer todas estas inversiones, sino que vamos a pagar por cada una de ellas y de la siguiente manera: Wall Street, las corporaciones y los súper ricos van a comenzar a pagar su proporción justa de impuestos. No porque nos moleste el éxito, sino porque cuando más del 90% de las ganancias las recibe el 1% de las personas, pues ahí es donde está el dinero. Y si las empresas reciben exenciones fiscales y luego envían empleos al extranjero, haremos que nos compensen. Y vamos a hacer que ese dinero produzca … ¡creando empleos aquí en casa!

Ahora, sé que algunos de ustedes están sentados en casa pensando que todo esto suena bastante bien. Pero, ¿cómo vas a lograrlo? ¿Cómo vas a romper el estancamiento en Washington? Miren mi historial. He cruzado las barreras entre partidos para aprobar leyes y tratados y para lanzar nuevos programas que ayudan a millones de personas. Y si me dan la oportunidad, eso es lo que haré como presidenta.

Pero Trump, él es un hombre de negocios. Él debe saber algo de la economía. Bueno, vamos a analizarlo más de cerca. En Atlantic City, a 60 millas de aquí, se pueden encontrar contratistas y pequeñas empresas que lo perdieron todo porque Donald Trump se negó a pagar sus cuentas. Las personas hicieron el trabajo y necesitaban el dinero, y no lo obtuvieron – y no porque no pudo pagarles, sino porque no quiso pagarles. ¿Ese es el argumento de venta que tiene para ser su presidente? Confíen en él y… ¿ganarán mucho? Ese es el mismo argumento de venta que les lanzó a todas aquellas pequeñas empresas. Después Trump se fue y dejó a la gente con las deudas.

También fanfarronea mucho sobre poner a Estados Unidos primero. Por favor, que alguien me explique qué parte de Estados Unidos primero hace que las corbatas Trump se fabriquen en China y no en Colorado; los trajes Trump en México, no en Michigan; los muebles Trump en Turquía, no en Ohio; los marcos de fotos Trump en la India, no en Wisconsin. Donald Trump dice que quiere hacer de Estados Unidos nuevamente un gran país – bueno, pues podría empezar por fabricar las cosas en Estados Unidos nuevamente.

La opción que enfrentamos es igual de sombría cuando se trata de nuestra seguridad nacional. Cualquiera que lea las noticias puede ver las amenazas y la turbulencia que enfrentamos. Desde Bagdad y Kabul, hasta Niza, París y Bruselas, hasta San Bernardino y Orlando, estamos lidiando con enemigos resueltos que debemos derrotar. No es de extrañarse que la gente esté ansiosa y busque tranquilidad, que busquen el liderazgo constante.
La gente quiere un líder que entienda que somos más fuertes cuando trabajamos con nuestros aliados en todo el mundo y cuidamos de nuestros veteranos aquí en casa. Mantener seguro nuestro país y honrar a las personas que lo hacen será mi primera prioridad.

Estoy orgullosa de que hayamos contenido el programa nuclear de Irán sin disparar un solo tiro – ahora tenemos que hacer que se cumpla, y seguir apoyando la seguridad de Israel. Estoy orgullosa de que hayamos alcanzado un acuerdo climático global – ahora tenemos que hacer que todos los países responsables rindan cuentas, incluidos nosotros mismos. Estoy orgullosa de apoyar a nuestros aliados en la OTAN contra cualquier amenaza que enfrenten, incluyendo las de Rusia. He presentado mi estrategia para derrotar al Estado Islámico: vamos a golpear sus santuarios desde el aire y apoyar a las fuerzas locales para que los desalojen de sus territorios. Vamos a aumentar nuestra inteligencia para poder detectar y prevenir los ataques antes de que ocurran; vamos a interceptar sus esfuerzos en línea para alcanzar y radicalizar a los jóvenes de nuestro país.
No será fácil ni rápido, pero que quede bien claro – vamos a vencer.

Ahora Donald Trump dice, y esto es una cita, «sé más del Estado Islámico que los generales….» No, Donald, no sabes. Él cree que sabe más que nuestros militares porque ha afirmado que nuestras fuerzas armadas son «un desastre». Bueno, he tenido el privilegio de trabajar en estrecha colaboración con nuestros soldados y nuestros veteranos durante muchos años, incluso como senadora en la Comisión de Servicios Armados. Yo sé lo equivocado que está. Nuestro Ejército es un tesoro nacional. Le encomendamos a nuestro comandante en jefe tomar las decisiones más difíciles que enfrenta nuestro país, las decisiones sobre la guerra y la paz, sobre la vida y muerte.

Un presidente debe respetar los hombres y mujeres que arriesgan sus vidas para servir a nuestro país – incluyendo a los hijos de Tim Kaine y Mike Pence, quienes son infantes de marina. Pregúntese: ¿Tiene Donald Trump el temperamento para ser comandante en jefe? Donald Trump ni siquiera puede manejar la rudeza de una campaña presidencial. Pierde la calma ante la menor provocación: cuando un reportero le hace una pregunta difícil, cuando lo desafían en un debate, cuando ve a un manifestante en una protesta. Imagínenselo en la Oficina Oval frente a una crisis real. Un hombre al que puedes provocar con un mensaje de Twitter no es un hombre al que podamos confiarle armas nucleares.

No puedo decirlo mejor que Jackie Kennedy después de la crisis de los misiles en Cuba. Dijo que lo que le preocupaba al presidente Kennedy durante ese momento tan peligroso era que se iniciara una guerra – no por parte de los grandes hombres con autocontrol y moderación, sino por los pequeños hombres – a los que los mueven el miedo y el orgullo. La fuerza de Estados Unidos no proviene de las agresiones. La fuerza se basa en la inteligencia, el juicio, la determinación con sangre fría, y la aplicación precisa y estratégica del poder. Ese es el tipo de comandante en jefe que me comprometo a ser.

Y si tomamos en serio la seguridad de nuestro país, tampoco podemos darnos el lujo de tener un presidente que esté en el bolsillo del lobby de las armas. No estoy aquí para revocar la Segunda Enmienda. No estoy aquí para quitarles sus armas. Simplemente no quiero que ustedes reciban un disparo de alguien que, en primer lugar, no debería tener un arma de fuego. Deberíamos estar trabajando con los propietarios de armas responsables para aprobar reformas sensatas y mantener las armas lejos de las manos de los criminales, terroristas y todos aquellos que quieren hacernos daño.

Durante décadas, la gente ha dicho que este tema era demasiado difícil de resolver y que la política era demasiado difícil de manejar. Pero me pregunto: ¿cómo podemos quedarnos de brazos cruzados y no hacer nada?
Ya oyeron, ya vieron a los familiares de personas muertas por la violencia con armas de fuego. Ya oyeron y ya vieron a los familiares de los policías muertos en cumplimiento del deber porque los delincuentes tenían más armas que ellos. Me niego a creer que no podamos encontrar intereses comunes aquí. Tenemos que sanar las divisiones en nuestro país. No sólo en cuanto a las armas de fuego, sino a la raza, la inmigración y más. Eso comienza escuchándonos unos a otros, prestándonos atención unos a otros, tratando lo mejor posible de ponernos en el lugar de los demás.

Así que pongámonos en los zapatos de los jóvenes negros y de los hombres y mujeres latinos que enfrentan los efectos del racismo sistémico, y les hacen sentir que sus vidas son desechables. Pongámonos en el lugar de los oficiales de policía, quienes se despiden con un beso de sus hijos y cónyuges todos los días y van a hacer un trabajo peligroso y necesario. Reformaremos completamente nuestro sistema de justicia criminal y reconstruiremos la confianza entre la policía y las comunidades a las que sirven. ¡Vamos a defender todos nuestros derechos – los derechos civiles, humanos y electorales … los derechos de la mujer y de los trabajadores … los derechos de la comunidad LGBT y los derechos de las personas con discapacidad! Y enfrentaremos la retórica divisiva y hostil venga de donde venga.

Durante el año pasado, muchas personas cometieron el error de reírse de los comentarios de Donald Trump – justificándolo como un artista que acaba de hacer su espectáculo. Muchos piensan que en realidad no cree todas las cosas horribles que dice – como cuando llamó a las mujeres «cerdos», o cuando dijo que un juez estadounidense no podía ser justo debido a su herencia mexicana, o cuando se burla e imita a un reportero con una discapacidad, o cuando insulta a prisioneros de guerra como John McCain: un verdadero héroe y patriota que merece nuestro respeto.

Admito que al principio yo tampoco creí que él hablara en serio.bEra demasiado difícil entender que alguien que quiere dirigir nuestra nación pudiera decir esas cosas, que pudiera ser así. Pero esta es la triste verdad: no hay otro Donald Trump … Él es así. Y al final, todo se reduce a lo que Donald Trump no entiende: que Estados Unidos es grande – porque Estados Unidos es bueno. Así que basta de intolerancia y grandilocuencia. Donald Trump no está ofreciendo un cambio verdadero, está ofreciendo promesas vacías. ¿Qué ofrecemos nosotros? Una agenda valiente para mejorar la vida de las personas de todo el país, para mantenerlas seguras, para conseguirles buenos empleos y para darles a sus hijos las oportunidades que se merecen. La elección es clara.

Cada generación de estadounidenses se ha unido para hacer de nuestro país un país más libre, más justo y más fuerte. Ninguno de nosotros puede lograrlo solo. Sé que en un momento en que tantas circunstancias parecen estarnos separando, puede ser difícil imaginar cómo podríamos volver a unirnos, pero estoy aquí para decirles esta noche: el progreso es posible. Lo sé porque lo he visto en la vida de personas en todo Estados Unidos que caen y se vuelven a levantar. Y lo sé por mi propia vida. Unas cuantas veces he tenido que levantarme y volver al juego. Como tantas otras cosas, eso lo aprendí de mi madre. Ella nunca me permitió desistir de ningún desafío, cuando yo trataba de esconderme de algún bravucón del vecindario, ella literalmente bloqueaba la puerta: «Vuelve allá afuera», decía. Y tenía razón, hay que enfrentar a los bravucones.

Hay que seguir trabajando para mejorar las cosas, aún cuando las probabilidades sean pocas y la oposición sea feroz. Perdí a mi madre hace unos años, la extraño todos los días y aún escucho su voz que me impulsa a seguir trabajando, a seguir luchando por lo que es justo, sin importar las dificultades. Eso es lo que tenemos que hacer juntos como nación. Aunque «puede que no vivamos para ver la gloria», como dice la canción del musical Hamilton, «unámonos a la lucha con gusto».

Qué nuestra herencia sea «plantar las semillas en un jardín que nunca llegaremos a ver». Para eso estamos aquí … no sólo en esta sala, sino en esta Tierra. Los padres fundadores nos enseñaron eso y también muchos otros desde entonces. Estaban unidos por el amor al país y la pasión desinteresada de construir algo mejor para todos los que vendrían después.

Esa es la historia de Estados Unidos y esta noche empezamos un nuevo capítulo. Sí, el mundo está observando lo que hacemos. Sí, nosotros debemos elegir el destino de Estados Unidos.

Así que debemos ser más fuertes juntos. Mirando hacia el futuro con valentía y confianza, construyendo un futuro mejor para nuestros queridos hijos y nuestro querido país. Cuando lo logremos, Estados Unidos será más grande que nunca.

¡Muchas gracias y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América!»

 

 

 

‘Su mayor riqueza es la hipocresía’

 

trump1¿Habrá algún recurso legal para impedir que al candidato del Partido Republicano se le pueda sacar del partido de inmediato? Recursos morales sobran, pero no bastan, no sirven para evitar que un criminal, un traidor, pueda llegar a ser presidente de Estados Unidos. Aunque sea un asunto de seguridad nacional.

La palabra traidor no se usa aquí con tanta soltura o desfachatez como en Cuba y otras dictaduras a lo Corea del Norte, aquí se aplica sólo si el ciudadano es un espía o trabaja para un país enemigo. Eso ha hecho este despreciable individuo el miércoles cuando le pidió a Rusia que se inmiscuyera en las elecciones estadounidenses –para beneficio propio, naturalmente–, como si ya no hubiera suficientes pruebas de que lo ha estado haciendo desde hace más de un año.

De acuerdo con The Washington Post, The New York Times, Politico y otros medios existe una amplia evidencia circunstancial de que Rusia está interfiriendo en las elecciones de Estados Unidos con el fin de que Donald Trump gane la presidencia. A Rusia le conviene desmantelar la OTAN, y lo que ha expresado Trump acerca de esa institución integrada por nuestros aliados es lo que más le gusta a Putin.

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Vladimir Putin

 

Numerosos informes de prensa citan a expertos cibernéticos que afirman que hay señales inconfundibles de la participación de Rusia en la piratería de mensajes de correos electrónicos del Comité Nacional Demócrata.

Algunas personas clave que trabajan en la campaña de Trump tienen sospechosas conexiones con Rusia. Trump ha solicitado y recibido fondos de los inversores rusos para sus negocios. ¿Será por eso que no revela sus contribuciones de impuestos?

El jefe de su campaña, Paul Manafort, fue consultor por mucho tiempo de Viktor Yanukovich, el presidente de Ucrania que Rusia apoyaba y que fue derrocado en 2014. Manafort también ha hecho negocios multimillonarios con oligarcas rusos. El asesor de política exterior de Trump, Carter Page, tiene vínculos comerciales con el gigante petrolero ruso Gazprom, empresa controlada por el Estado. Recientemente Page dio un discurso en Moscú en el que atacó a Estados Unidos por su “enfoque hipócrita acerca la democracia” y en el que alabó a Rusia por una política exterior supuestamente construida sobre la «no interferencia», «la tolerancia” y “el respeto”. Otro asesor de política exterior de Trump, el teniente general retirado Michael Flynn, fue a Moscú el año pasado para asistir a un banquete de gala ofrecido por Russia Today, el canal de televisión del Kremlin. Flynn, invitado habitual de ese canal, estaba sentado en la mesa principal, cerca Putin.

En un ensayo publicado en Lawfare, un blog dedicado a asuntos cibernéticos, Susan Hennessey, ex abogada de la Agencia Nacional de Seguridad, afirma que la evidencia publicada sobre la participación de Rusia en el robo de datos de las computadoras del Comité Nacional Demócrata “significa, en pocas palabras, que actores externos a EE.UU. están utilizando medios criminales para influir en el resultado de una elección de Estados Unidos”.

¿Se dan cuenta de la gravedad de la situación? Trump sobrepasó los límites no sólo de la vergüenza, los de la lealtad a su propia patria. Pero es que él, como el dinero, no tiene patria.

A diferencia de la Convención Republicana, en la que solo la familia de Trump lo apoyó pronunciando discursos a su favor, en la Convención Demócrata los hubo en abundancia y calidad. El discurso de Michelle Obama fue de una belleza y efectividad insoslayable. El senador de New Jersey, Cory Booker, el histórico Bernie Sanders, el vicepresidente Joseph Biden, el presidente Barack Obama, los testimonios estremecedores de las madres de jóvenes negros asesinados por la policía, líderes del Departamento de la Policía, la joven paraplégica que habló poniendo en evidencia bochornosa a Trump por burlarse de los minusválidos, el testimonio de una “exalumna” de la Universidad Trump en el que contó cómo el magnate de la mentira le había robado $36,000, el precio de la matrícula. Dicha universidad fue solo una farsa para él cobrar millones y dejar a los matriculados sin un centavo cuando el “centro de estudios” se vino abajo; todos estos y más, bastarían para convencerse de lo apta y confiable que se considera a Hillary Clinton para presidenta.

Pero lo que nadie esperaba era que el billonario neoyorkino Michael Bloomberg, exrepublicano, se apareciera allí para decir la verdad sobre las mentiras que ha repetido Trump acerca de sus triunfos como hombre de negocios. El diario El País, de España, tituló un excelente reportaje al respecto: “Michael Bloomberg desmonta el mito empresarial de Trump”. Cito algunas de las frases de Bloomberg: “su mayor riqueza es la hipocresía”; “timador”, “demagogo peligroso” y con esto termino: “A lo largo de su carrera, Trump ha dejado atrás un historial bien documentado de bancarrotas, miles de demandas, accionistas disgustados, proveedores que se sienten estafados y clientes desilusionados que se sienten robados. Dice que quiere gobernar este país como sus negocios. Dios nos ayude”.

No dudo de que Trump vendería secretos de estado con tal de ganarse unos buenos millones más.

 

 

 

 

Transcripción del discurso de Michelle Obama en la Convención Demócrata

 

Thank you all, thank you so much. It is hard to believe that it has been eight years since I first came to this convention to talk with you about why I thought my husband should be president. Remember how I told you about his character and his conviction? His decency and grace? The traits we have seen every day as he has served our country in the White House.

I also told you about our daughters, how they are the heart of our hearts, the center of our world, and during our time in the White House we have had the joy of watching them grow from bubbly little girls into poised young women.

A journey that started soon after we arrived in Washington when they set off for their first day at their new school. I will never forget that winter morning as I watched our girls, just 7 and 10 years old, pile into those black SUVs with all those men with guns. And that’s all their little faces pressed up against the window, and the only thing I could think was, What have we done? At that moment, I realized that our time in the White House would form the foundation of who they would become. And how well we manage this experience could truly make or break them.

That is what Barack and I think about every day as he tried to guide and protect our girls from the challenges of this unusual life in the spotlight. How we urged them to ignore those who question their father’s citizenship or faith. How we insist that the hateful language they hear from public figures on TV does not represent the true spirit of this country. How we explain that when someone is cruel or acts like a bully, you don’t stoop to their level. Our motto is, when they go low, we go high.

With every word we utter, with every action we take, we know our kids are watching us. We as parents are the most important role model.

Let me tell you, Barack and I take that same approach to our jobs as president and first lady because we know that our words and actions matter, not just to our girls but the children across this country. Kids who say, «I saw you on TV,» «I wrote the report on you for school.» Kids like the little black boy who looked up at my husband, his eyes wide with hope, and he wondered, Is my hair like yours?

Make no mistake about it, this November, when we get to the polls, that is what we are deciding. Not Democrat or Republican, not left or right. In this election, and every election, it is about who will have the power to shape our children for the next four or eight years of their lives. I am you tonight because in this election, there is only one person who I trust with that responsibility, only one person who I believe is truly qualified to be president of the United States, and that is our friend Hillary Clinton.

I trust Hillary to lead this country because I have seen her lifelong devotion to our nation’s children. Not just her own daughter, who she has raised to perfection, but every child who needs a champion: kids who take the long way to school to avoid the gangs. Kids who wonder how they will ever afford college. Kids whose parents don’t speak a word of English, but dream of a better life; who look to us to dream of what they can be.

Hillary has spent decades doing the relentless work to actually make a difference in their lives. Advocating for kids with disabilities as a young lawyer, fighting for children’s health care as first lady, and for quality child care in the senate.

And when she did not win the nomination eight years ago, she did not get angry or disillusioned. Hillary did not pack up and go home because … Hillary knows that this is so much bigger than her own disappointment. She proudly stepped up to serve our country once again as secretary of state, traveling the globe to keep our kids safe. There were moments when Hillary could have decided that this work was too hard, that the price of public service was too high, that she was tired of being [torn] apart for how she looked, or how she talked, or even how she laughed.

But here’s the thing: What I admire most about Hillary is that she never buckles under pressure.

She never takes the easy way out. And Hillary Clinton has never quit on anything in her life. And when I think about the kind of president that I want for my girls and all our children, that is what I want. I want someone with the proven strength to persevere.

Somebody who knows this job and takes it seriously. Somebody who understands that the issues of our nation are not black or white. It cannot be boiled down to 140 characters. Because when you have the nuclear codes at your fingertips and the military in your command, you can’t make snap decisions. You can’t have thin skin or a tendency to lash out. You need to be steady and measured and well-informed.

I want a president with a record of public service. Someone whose life’s work shows our children that we don’t chase fame and fortune for ourselves; we fight to give everyone a chance to succeed. And we give back even when we are struggling ourselves because we know that there there is someone worse off. There but for the grace of God, go I. I want a president who will teach our children that everyone in this country matters.

A president that truly believes in the [precedent] that our founders put forth all those years ago — that we are all created equal, each a beloved part of the great American story. When crisis hits, we don’t turn against each other, we listen to each other. We lean on each other. We are always stronger together. I am here tonight because I know that that is the kind of president Hillary Clinton will be and that is why in this election, I’m with her.

You see, Hillary understands that the presidency is about one thing and one thing only. It is about leaving something better for our kids. That is how we have always moved this country forward — by all of us coming together on behalf of our children. Volunteering to coach the team, teach the Sunday school class, because they know it takes a village.

Heroes of every color and creed who wear the uniform and risk their lives to pass on those blessings of liberty; police officers and protesters in Dallas who all that really want to keep our children safe; people who lined up in Orlando to donate blood because it could have been their son, or their daughter in the club.

Leaders like Tim Kaine, who show our kids what decency and devotion look like. Leaders like Hillary Clinton, who have the guts and the grace to keep coming back and putting those cracks in the highest and hardest glass ceiling until they finally break through, lifting all of us along with her.

That is the story of this country. The story that has brought me to the stage tonight. The story of generations of people who felt the lash of bondage, the shame of servitude, the sting of segregation, who kept on striving, and hoping, and doing what needed to be done. So that today, I wake up every morning in a house that was built by slaves. And I watch my daughters — two beautiful intelligent black young women — play with the dog on the White House lawn

And because of Hillary Clinton, my daughters and all of our sons and daughters now take for granted that a woman can be president of the United States.

Don’t let anyone ever tell you that this country is not great. That somehow we need to make it great again. Because this right now is the greatest country on Earth.

And as my daughters set out on the world, I want a leader who is worthy of that truth, a leader worthy of my girls’ promise and all of our kids’ promise. A leader who will be guided every day by the love and hope and impossibly big dreams that we all have for our children.

In this election, we cannot sit back and hope that everything works out for the best, we cannot afford to be tired or frustrated or cynical. Hear me: Between now and November, we need to do what we did eight years ago and four years ago. We need to knock on every door, we need to get out every vote, we need to pour every last ounce of passion into electing Hillary Clinton as president of the United States of America. Let’s get to work. Thank you all and God bless.

 

 

 

 

En la Convención Demócrata

Acaba de cantar la inolvidable «Bridge over Troubled Waters» el mismo Simon, pero con muchos años más, como todos nosotros, que cuando la cantaba con Garfunkel. Cómo recuerdo aquellos años de sueños e ilusiones!

De momento o por momentos me doy cuenta de que no todas las ilusiones están perdidas. En noches como estas, el ánimo me levanta y mis ideales de justicia y paz, de querer lo mejor para esta nación que amo, Estados Unidos, compruebo que siguen vivos.

Vivimos una gran semana, queremos que termine bien. Es la democracia en acción plena, y nuestra libertad está en juego en estas elecciones. Qué bueno que me sigue asombrando la grandeza de este país, de estos ciudadanos cuando se unen para defenderla, la libertad, la democracia verdadera. Al fin tratar con nuestro máximo esfuerzo de derribar la plutocracia  establecida por el 1% de EE UU.

Las aguas no solo están revueltas, se han tornado muy peligrosas. Pero creemos en los puentes que pueden pasar sobre ellas, en puentes creemos no en muros de odios. Creemos en puentes de amor. En esa marcha estamos, por ese camino vamos. Y ganaremos.

 

 

 

 

El racismo nacional

Black-Lives-Matter

Julio es el Mes de la Toma de Conciencia sobre las Enfermedades Mentales de las Minorías. ¿Qué es eso? Un empeño muy necesario e inaplazable si queremos alejarnos del precipicio que rondamos peligrosamente.

Es una tarea humanitaria divulgarlo. Porque para adquirir la conciencia que nos lleve a eliminar prejuicios y ayudar a los más necesitados y desvalidos en su dignidad y su salud, hay que quitar el estigma que la sociedad y sobre todo las minorías mismas –¿ha visto algún anuncio de medicinas para la depresión donde el deprimido o la deprimida sean de la raza negra?– se han impuesto por sufrir una enfermedad mental y respaldarlos en la búsqueda de tratamiento, medicamentos y terapia para la depresión, ansiedad, estrés postraumático, esquizofrenia, bipolar, psicopatía, estado de pánico, fobias, y otros trastornos muy comunes.

El Departamento de Salud advirtió que las minorías tienen menos probabilidades de recibir un diagnóstico y el tratamiento adecuado de enfermedades mentales; tienen menos acceso a los servicios de salud mental; a menudo reciben asistencia sanitaria de la peor calidad; están insuficientemente representadas en las investigaciones que se realizan sobre estos males.

Una de cada cinco personas padece de alguna enfermedad mental, los negros y los hispanos no son una excepción. Dada su experiencia de vida discriminada y en su mayoría pobre –no porque no quieran trabajar y sean vagos, como repiten los republicanos, sino porque se les niega muchos puestos de trabajo, se les desprecia y considera inferiores, y así como astutamente quieren siempre readjudicar distritos electorales para impedirles votar, los van marginando a las periferias– puede ser que las padezcan más.

Tomemos el caso del francotirador Micah Xavier Johnson, afroamericano de 25 años, que mató a cinco policías e hirió a siete el 7 de julio en Dallas, Texas.

El fuego se inició cerca de las 9 p.m. cuando el movimiento “La vida de los negros importa” llevaba a cabo una manifestación pacífica en protesta por los asesinatos de dos hombres negros a manos de agentes de la policía en Minnesota y Louisiana. Philando Castile y Alton Sterling no eran criminales. Castile era supervisor de un comedor escolar en St. Paul; el personal del colegio y los niños lo querían mucho y han sufrido un gran shock por su muerte injusta, que han visto todos en el vídeo grabado.

Sterling vendía CDs en el estacionamiento de una tienda de Baton Rouge. Mirar los vídeos de estos dos brutales homicidios a quemarropa es una prueba irrefutable de racismo. Si los dos hombres hubieran sido blancos no los hubieran matado. Y no lo digo yo, lo dijo el gobernador de Minessota, Mark Dayton, que llama el asesinato de Castile algo «absolutamente atroz a todos los niveles… Castile estaría vivo si no hubiera sido negro”. En el caso de Sterling, lo único que decía mientras dos policías lo tiraban al suelo y lo agarraban brutalmente contra el piso era: “¿Qué he hecho mal?”. Parece que como respuesta, uno de los policías sacó su pistola y con el cañón puesto en su pecho le disparó entre cuatro y seis balazos. Y lo que la policía hizo con la mujer y la hija de cuatro años de Philando Castile mientras éste se desangraba hasta la muerte en el vehículo, demuestra aún más la crueldad con que muchos agentes tratan a las personas de la raza negra. Pero ella logró transmitirlo todo en Facebook Live. En cuestión de minutos el hecho saltó de las Redes Sociales a la television.

Grandes comunidades negras ya habían salido a protestar en Baton Rouge, al día siguiente era St. Paul, le siguieron Georgia, Missouri, Chicago, Tennessee, Dallas.

Según el jefe de la policía de Dallas, David Brown, el francotirador djo que “estaba molesto con los blancos y quería matar blancos, sobre todo a los oficiales de policía blancos». También dijo que “el fin está cerca”, que tenía “rabia con el movimiento La vida de los negros importa y que “la ciudad entera está llena de bombas que van a estallar”, algo que era mentira. Johnson sirvió en la Reserva del Ejército y pasó varios meses en Afganistán, de donde regresan los veteranos padeciendo, en su mayoría del trastorno por estrés postraumático.

El precipicio social de rondamos tiene tres causas: las enfermedades mentales, la venta de armas de fuego y el racismo.

Johnson murió. Pero puede que surjan francotiradores blancos en otras ciudades.

Cuidado con Donald Trump y su tráfico de tuits con redes supremacistas blancas y neonazis que acaba de destapar The New York Times el miércoles 13. No dejen de leer el alucinante artículo For Whites Sensing Decline, Donald Trump Unleashes Words of Resistance (Para los blancos que se sienten en declive, Donald Trump desata palabras de resistencia), de Nicholas Confessore.

Como Hitler, Trump padece de un grave trastorno mental. No lo indica el artículo, pero debo decir que ese es periodismo investigativo del mejor, y ¿a tiempo?

 

 

 

 

 

La política pasa, el amor es para siempre

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Icono La Trinidad, de Andrei Rublev, 1411? Una interpretación detallada del icono se puede encontrar en: : rezandoconlosiconos.com

En eras como las que nos ha tocado vivir, si somos cristianos y nuestra esencia humana es vulnerada ante tanta maldad –y no me viene a la mente solo el terrorismo, me hiere como dardo envenenado la política de lobos salvajes prestos a despedazar a una mujer inocente que esperaban fuera condenada como criminal y no lo es; una mujer brillante y buena y más que apta para ser la presidenta de Estados Unidos. Me resulta tan inhumano que prefiero hoy no hablar de política, me niego a que el mal me atraiga con su poder para hacer más mal lanzándome al ruedo de un Coliseo Romano ubicado en Washington– nos queda siempre acudir sin demora a la espiritualidad con que nos anima día a día el Espíritu Santo, que nos conduce a una experiencia de Dios fuerte, siempre nueva, a una vida de oración, vida interior que está más allá de las palabras.

Dios es Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Eso lo creemos desde siempre, siempre sin entenderlo. Y como que hemos sacado a Jesús de la Trinidad. Nos han enseñado mal: ¿un Dios que castiga? Pero si Dios es Amor.

Así como en el mundo físico, económico, político, comunicativo ha llegado la era de la globalización, en el espiritual nos hemos adentrado en la segunda era axial.

Los científicos han comprobado que el Big Bang sí ocurrió, fue cuando el Universo tuvo su comienzo, hace 13 o 14 mil millones de años. Los teólogos siempre han sabido que el Universo tuvo un principio, cuando Dios lo creó. Está en el Libro del Génesis en la Biblia. Y ese fue el Big Bang. Noten que en el Libro del Génesis Dios habla siempre en plural: “Dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza’… A imagen de Dios lo creó. Varón y hembra los creó.”(Gen. 1, 26-27). ¿Por qué plural? Porque Dios es Trinidad: Padre, Hijo y Espírítu Santo. Ese Hijo es Cristo que se hizo hombre hace solo unos 2,000 o 2,006 años. Cristo entró en la historia humana y nació pobre, frágil, vulnerable en Belén de Judá, y le pusieron por nombre Jesús, que quiere decir Salvador. Esa fue la encarnación.

La Trinidad es un misterio, y como tal no es para entenderlo, sino vivirlo, entregándonos a ese amor trinitario al cual Dios nos llama.

Dios, es decir, la Santísima Trinidad, es una relación amorosa entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, un amor tan inmenso e infinito que se tiene que dar, quiere darse: a ti, a mí, a todo, para que su alegría y la nuestra sea completa.

Para eso envió a Cristo, cuyo nombre en la Tierra fue Jesús, y aquí vivió 33 años. Y regresó al Padre como el Cristo resucitado, donde existió junto al Padre y el Espíritu Santo desde toda la eternidad. Cristo es el Cosmos, de ahí la naciente teología del Cristo Cósmico. Está escrito: ver Prólogo al Evangelio de Juan; los himnos de las cartas de Pablo a los Colosenses y a los Efesios; Hebreos 1, 1-3; la apertura de la Primera Carta de Juan.

Cristo es el arquetipo de toda vida humana. Nacimiento, vida, dicha y dolor, muerte y resurrección. La Trinidad quiere que seamos parte de su relación amorosa, en su constante fluir de amor. Ese es Dios, al que estamos llamados. ¿Qué importa lo demás, la basura que se da en la Tierra? La política pasa, el amor es para siempre.