El discípulo amado

Hoy, 27 de diciembre, la Iglesia celebra la vida y la obra de San Juan, evangelista y apóstol. Aunque todos son necesarios, testimonios verídicos de la vida de Jesús, el evangelio de San Juan es mi favorito. Y por eso no dejo pasar este día sin hacerle un pequeño homenaje al hombre que se llamó a sí mismo «el discípulo amado» del Señor, y lo era, el que ponía su cabeza en el pecho de Jesús, el que se sabía especial, el más querido de todos los apóstoles. Juan redactó el evangelio más espiritual de todos, con un lenguaje sencillo pero altamente teológico, mientras los otros tres evangelios, llamados sinópticos por su parecido en contenido, importantísimos testimonios de la vida de Jesús de Nazaret, el de Juan se centra en el carácter divino de Jesús mucho más que en el humano. Juan da testimonio de Cristo, la tercera persona de la Trinidad, que existía antes de todo, junto a Dios y el Espíritu Santo. Jesús es el nombre de Cristo o sea la Palabra hecha carne, que vino y habitó entre nosotros para mostraros el rostro de Dios, para salvarnos con el mensaje que Dios Padre nos envía con su Hijo. Quien ve a Jesús ve a Dios. Por eso los cuatro evangelios, las cartas de Pablo y ls otras apostólicas, los Hechos de los Apóstoles, el Apocalipsis son textos que nos deben acompañar siempre, leerlos, meditarlos. Ahí está toda la Palabra de Dios.

Abajo he puesto dos de las lecturas bíblicas del día de hoy, ambas bellísimas. Y al final una breve reflexión sobre ellas. Es un testimonio directo de lo que vio, vivió, escuchó, tocó Juan al lado de Jesús durante sus tres años de vida itinerante de predicación de la buena noticia, el Reino De Dios.

Juan fue el único de los discípulos que junto a las mujeres, tuvo la valentía y el amor apasionado que nada detiene de estar al lado de la Cruz cuando Jesús fue crucificado. Fue a quien Jesús –desde la cruz– le encargó a su madre, María, que se fue a vivir con él en Efeso. Me estremece siempre pensar que Jesús lo dio todo por amor, su propia vida e incluso nos dio a su madre para que fuera madre nuestra. Así lo dejó saber desde la cruz, en el evangelio de Juan es la vida de Cristo hecho carne en Jesús, pero la figura que emerge es Cristo, el eterno. Jesús muere, resucita Cristo.



Primera carta del apóstol San Juan 1, 1-4

Queridos hermanos:
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo.

Evangelio de Juan 20, 2-8


El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Breve reflexión sobre las lecturas de San Juan

“Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos…”Juan fue de los afortunados que Jesús eligió como apóstol. Durante tres amplios años convivió con Jesús y vivió muy de cerca todo lo que Jesús hizo y todo lo que les comunicó. Por eso, ahora puede decir “lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestro propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de Vida… nosotros la hemos visto, os damos testimonio”. Mejor testigo de Jesús imposible. Y nos lo quiere comunicar para que gocemos de la vida y vida en abundancia que Jesús vino a regalarnos.

Nosotros, cristianos del siglo XXI, hemos recibido ese testimonio de Juan sobre Jesús. Pero también a cada uno de nosotros, el mismo Jesús ha salido a nuestro encuentro y nos ha mostrado su cercanía, su amistad, la verdad y el gozo de su menaje, y ha llenado nuestro corazón de vida, de sentido, de esperanza.A nosotros nos queda hacer lo mismo que el evangelista Juan. Comunicar a los demás nuestra experiencia de Jesús, para que también le descubran como el camino verdadero para vivir con ilusión sus días y sus noches.

“Vio y creyó”Acabamos de hablar de la suerte de Juan y los otros apóstoles por tener la experiencia directa de convivir con Jesús. Pero su experiencia se topaba todos los días con Jesús, al que de entrada no veían más que como hombre. Es verdad, poco a poco, fueron descubriendo que era un hombre especial.Jesús no hablaba como los demás hombres. Sus palabras tenían un sonido especial, que superaba los sonidos humanos. Realizaba signos especiales, curaciones que daban a indicar que iba más allá del poder humano. Pero todos los días convivían con el hombre Jesús. Jesús les iba instruyendo para que diesen el paso de verle como hombre y también como Dios, el Hijo de Dios. Un golpe fuerte fue la muerte de Jesús. Juan fue el único apóstol que le acompañó, junto a María y otras mujeres, a lo alto del Calvario y allí lo vio morir. Es fácil sospechar que de no haber resucitado Jesús todo lo suyo se habría derrumbado. Pero Jesús, es la enseñanza del evangelio de hoy, resucitó, y Pedro y Juan, al ver el sepulcro vacío creyeron en él y en todo lo que les había dicho. También en su resurrección y en la que ofrecía a todos sus seguidores. En esta fiesta del apóstol Juan, el “que vio y creyó”, podemos pedir a Jesús que aumente nuestra fe, que le reconozcamos como hombre y Dios verdadero, que nos haga creer y experimentar que resucitó, que nos va  a resucitar y que su camino es el mejor camino para vivir la vida humana.

Fray Manuel Santos Sánchez, OP
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

Vida y obra de San Juan

Veinte años tendría escasamente San Juan cuando Jesús le llamó. Fue, sin duda, el más joven de los discípulos y menor que el Maestro en una buena docena de años.

(Mercaba.org)- Ribereño del lago de Tiberíades, ni su género de vida como pescador, ni aquella fogosidad juvenil que le mereció el título de Boanerges (“hijo del trueno”), compartido con su hermano Santiago el Mayor; ni su actividad apostólica en los tiempos heroicos de la primitiva Iglesia palestinense; ni su longevidad casi centenaria, la cual supone una constitución somática vigorosa; ni la intrepidez con que defendió, frente a herejes gnósticos—llamándoles “anticristos”—, la verdadera fe en Jesús Dios-hombre; ni la densidad sublime de su teología y de su mística, basadas, sin embargo, en la realidad histórica: nada de esto autoriza esa figura de jovencito blandengue—casi femenil, si no enfermizo—, tantas veces representada por un arte iconográfico que parece ignorar los datos bíblicos.

Si Juan fue “el discípulo a quien amaba Jesús” y el más joven de los apóstoles, fue también el pescador robusto y vigoroso, el mozo equilibrado y sereno que respetuosamente sabe quedarse en segundo lugar cuando acompaña a Pedro; el hombre varonil a quien Jesús confía de por vida su propia Madre como herencia; el teólogo que, sin perder el contacto con la tierra, sabe elevarse a tales cumbres teológicas como ningún otro escritor neotestamentario, ni siquiera San Pablo. Todo ello supone una personalidad riquisima en cualidades humanas y una entrega interna y externa, total y decisiva, al amor y al servicio del Maestro.

Dos etapas conócense de su vida, separadas por un largo silencio de casi medio siglo. Los detalles de la primera quedaron consignados en los libros sagrados del Nuevo Testamento; los de la segunda, en la más estricta y depurada tradición contemporánea. Entre ambas, la carencia de datos durante ese prolongado silencio.

Respecto de la primera etapa sabemos que Juan era de Betsaida, a orillas del lago, patria también de Pedro. Sus padres fueron Zebedeo y Salomé (¿hermana de San José?). Los hijos de este matrimonio, Santiago y Juan, fueron pescadores, como su padre, pero no de condición precaria, puesto que tenían a su servicio jornaleros, poseían barca propia, pescaban al copo con amplia red barredera, y su madre era una de aquellas piadosas mujeres que con sus bienes sufragaban las necesidades materiales del Maestro.

Juan, su hermano Santiago y su amigo Pedro formaban el grupo predilecto de Jesús, Los tres fueron testigos directos de la resurrección de la hija de Jairo, de la transfiguración de Jesús en el Tabor, de su agonía en Getsemaní. Jesús tuvo tal predilección por Juan que éste se señalaba a sí mismo como “el discípulo a quien amaba Jesús”. En la noche de la cena reclinó su cabeza sobre el costado del Maestro y fue el único discípulo que estuvo al pie de la cruz, a quien Jesús agonizante dejó encomendada su divina Madre.

Su amistad con Pedro fue de siempre. Paisano suyo y compañero de pesca, ellos dos fueron los encargados por Jesús de preparar la ultima cena pascual. También fue Juan, seguramente, el que introdujo a Pedro en la casa del sumo sacerdote durante la noche de la pasión. Y en la mañana de la resurrección ambos comprueban juntos que el sepulcro está vacío. Juntos aparecen también en la curación del paralítico por Pedro, en la detención y en el juicio sufrido ante el Sanedrín, y en Samaria, adonde van en nombre de los Doce, para invocar allí, sobre los ya creyentes, al Espíritu Santo. Y cuando San Pablo, allá por el año 49, vuelve a Jerusalén al final de su primera expedición misionera, encuentra allí a Pedro y a Juan, a quienes califica de “columnas” de la Iglesia.

La segunda etapa de su vida coincide con el último decenio del primer siglo de nuestra era poco más o menos. Juan es ahora el oráculo de los cristianos de la provincia romana de Asia, es decir, del litoral egeo y parte de tierra adentro de la actual Turquía. El centro de su actividad apostólica es siempre Efeso. Él mismo nos dice en el Apocalipsis que estuvo desterrado en Palmos por haber dado testimonio de Jesús. Esto debió de acontecer durante la persecución de Domiciano (años 81-96 d. C.). Su sucesor, el benigno y ya casi anciano Nerva (a. 96-98), concedió una amnistía general, en virtud de la cual pudo Juan volver a Efeso.

El Apocalipsis y las tres cartas de Juan atestiguan igualmente que su autor vive en Asia y que goza allí de extraordinaria autoridad. Y no es para menos. En ninguna otra parte del mundo civilizado, ni siquiera en Roma, quedaban ya apóstoles supervivientes. Y sería de ver la veneración que sentirían los cristianos de fines del primer siglo por aquel anciano que había oído hablar al Señor Jesús, y le habia visto con sus propios ojos, y le habia tocado con sus manos, y le había contemplado en su vida terrena y ya resucitado, y había presenciado su ascensión a los cielos.

Por eso el valor de sus enseñanzas y el peso de sus afirmaciones por fuerza había de ser excepcional y único. Y en este anciano, que al parecer jamás iba a morir—eso anhelaban y, en parte, creían los buenos hijos espirituales del apóstol viendo su longevidad—, encontraban aquellas comunidades cristianas un manantial inagotable de vida en Cristo. De él dependen, en su doctrina, en su espiritualidad y en la suave unción cristocéntrica de sus escritos, los Santos Padres de aquella primera generación postapostólica que le trataron personalmente o se formaron en la fe cristiana con los que habian vivido con él, como San Papias de Hierápolis, San Policarpo de Esmirna, San Ignacio de Antioquía y San Ireneo de Lyón. Y son éstos precisamente las fuentes de donde dimanan las mejores noticias que la tradición nos transmitió acerca de esta última etapa de la vida del apóstol.

A las persecuciones más o menos individuales de Nerón siguióse, bajo Domiciano, una persecución en toda regla. El inmenso poder del divinizado cesar romano se propone aniquilar la inerme Esposa de Cristo. La Bestia contra el Cordero. Y, para colmo, el cúmulo de herejías que entraña el movimiento religioso gnóstico, nacido y propagado fuera y dentro de la Iglesia, intenta corroer la esencia misma del cristianismo. Triste situación la de este nonagenario sobre cuyos hombros pesa ahora, por ser el único superviviente de los que convivieron con el Maestro, el sostenimiento de la fe cristiana. Pero Dios le concedió, providencialmente, tan largos años de vida para que fuera el pilar básico de su Iglesia en aquella hora terrible.

Con su predicación y sus escritos quedaba asegurado el porvenir glorioso de la Iglesia, entrevisto por él en sus visiones de Patmos y cantado luego en el Apocalipsis. Cumplida su obra, el santo evangelista murió ya casi centenario, sin que sepamos la fecha exacta. Fue al final del primer siglo o muy a principios del segundo, en tiempos de Trajano (a. 98-117). Entre estas dos etapas de la actividad apostólica de San Juan existe la gran laguna de un silencio prolongado. Desde el año 49, cuando San Pablo le encuentra todavía en Jerusalén, siendo allí “columna’ de la Iglesia palestinense, hasta cerca del año 90, cuando fue desterrado a Patmos, nada se sabe de él. ¿Dónde estuvo? ¿Qué iglesias evangelizó?

Quizá los hechos hayan de explicarse así: entre el año 66 y el 68 sucedieron muchas cosas que pudieron motivar la marcha de San Juan a Efeso. Por de pronto, la Santísima Virgen, encomendada a los cuidados filiales de Juan, había volado ya en cuerpo y alma a los cielos. Por otra parte, comenzaba en el 66 la espantosa guerra judía que terminaría con la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, y, en conformidad con el aviso previo de Jesús, los cristianos de la Ciudad Santa se dispersaron de antemano y se situaron en otras regiones. Ya no era, pues, necesaria la presencia de Juan en Palestina.

Además, hacia el año 67, Pablo, el gran evangelizador del mundo greco-romano, que había permanecido en Efeso más tiempo que en ninguna otra ciudad del Imperio, había sido decapitado en Roma. ¿Cómo dejar abandonada a sí misma la región de Asia, que por su situación, su cultura helenistica y por el estado florecientisimo de sus comunidades, amenazadas de las nuevas corrientes heréticas, podía considerarse como el centro vital de irradiación cristiana? Las circunstancias de Efeso reclamaban la presencia de un apóstol que, como Juan, continuara en Asia la siembra de Pablo y fecundara su desarrollo doctrinal. Para tal obra nadie más a propósito—y quizá ya el único disponible— como aquel animoso Boanerges, el cual, por otra parte, había calado tan hondamente en la comprensión del “misterio” de Jesús.

Estos hechos motivaron seguramente el traslado de Juan a Efeso para ejercer allí su actividad misionera, plasmada luego en sus escritos. Pero el Juan misionero queda como empequeñecido por el Juan escritor. Si con su palabra hablada fue el oráculo del Asia durante muchos años, con sus escritos es y seguirá siendo, a través de los siglos, el “teólogo” y el “místico” por excelencia, el “águila” de los 

evangelistas, la antorcha que ilumina con claridades celestiales el futuro terrestre y eterno de la Iglesia.

Tres son la obras salidas de su pluma incluidas en el canon del Nuevo Testamento: el cuarto evangelio, el Apocalipsis y las tres cartas que llevan su nombre. Los escritos de San Juan son ya el final de los libros sagrados, el último estadio del fieri de la Iglesia naciente, la madurez definitiva de la revelación. Con media docena escasa de ideas, pero cargadas de una densidad teológica inagotable, Juan desarrolla el tema central y aun único de sus escritos: enseñarnos quién es y qué es Jesús: Dios-hombre, luz, vida, verdad y amor.

Los escritos de San Juan son, esencialmente cristocéntricos. Su finalidad es revelarnos las riquezas que se encierran en la persona de Jesús. Su tema central es Jesús, quien, por ser tan realmente hombre y tan realmente Dios, es el revelador del Padre, y es por eso la luz del mundo, y la vida de los hombres, y la clave del universo, que en Él encuentra la razón de su existencia y de su destino.

Juan es, por último, el evangelista de la universal misión maternal de María. Aun prescindiendo de la parte que él pudo tener en transmitir las noticias recogidas en San Lucas sobre la infancia de Jesús, el evangelista San Juan, que tanto simbolismo sabe descubrir en los 

San Juan con la Virgen María.

principales milagros de Jesús, coloca a la Santísima Virgen en el milagro de Caná y al pie de la cruz—principio y fin de la vida pública de Jesús—, como para indicar la presencia permanente de María en la obra de su Hijo y su solícita colaboración maternal con Él.

Hay anécdotas simpáticas, aunque históricamente no del todo seguras, que confirman la amabilidad de este santo anciano, junto con su natural viveza de carácter y el amor en Cristo que a todos profesaba. Cuentan de él que, como descanso para su espíritu, le gustaba entretenerse en acariciar a una tortolilla domesticada que tenía. Buen precedente para San Francisco de Asís… En cierta ocasión—narra San Ireneo—, habiendo ido el bienaventurado apóstol a bañarse en los baños públicos de Efeso, vió que en ellos estaba el hereje Cerinto; e inmediatamente, sin haberse bañado, salióse fuera diciendo: “Huyamos de aquí; no vaya a hundirse el edificio por estar dentro tan gran enemigo de la verdad”. En cambio habiendo sabido que un joven cristiano, educado con miras al sacerdocio, dió luego tan malos pasos que acabó en jefe de bandoleros, hízose llevar el Santo hasta el monte que al ladrón servia de guarida, y, corriendo tras él y llamándole a grandes voces: “¡Hijo mío, hijo mío!”, logró rescatarle para Cristo.

Algunos autores de los primeros siglos cuentan que San Juan resucitó en cierta ocasión a un muerto. Pero el milagro principal fue el sucedido en su propia persona. Refiere Tertuliano que, llevado el apóstol a Roma poco antes de su destierro a Palmos, fue sumergido en una tinaja de aceite hirviendo, de la que salió totalmente ileso y pletórico de renovada juventud, Hay quien pone en duda la historicidad de este hecho, porque ni consta que San Juan estuviera alguna vez en Roma ni de tal milagro se hacen eco los escritores que le conocieron, mientras que Tertuliano, de la iglesia de Africa, difícilmente podía tener información segura. Con todo, la Iglesia romana celebra esta fiesta en su liturgia bajo el título de “San Juan ante portam Latinam”.

Una leyenda curiosa recogió San Agustín. En el sepulcro del santo apóstol—dice—se ve moverse la tierra sobre la parte correspondiente al pecho, como si el cuerpo allí sepultado respirara todavía o palpitara aún su corazón. Simple leyenda desde luego. Pero lo que no es leyenda sino realidad, es que el corazón del santo evangelista sigue palpitando en sus escritos, y que esas palpitaciones son de amor, de admiración, de arrobamiento ante la persona de Jesús, que fue para él la gran revelación de su vida y el centro de su vivir. Y Juan quería que lo fuera también para todos los hombres. Porque Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; Él es la Luz, y la Verdad, y la Vida, y el Amor.

El juicio del presidente

Nancy Pelosi, presidente de la Cámara
de Representantes
Debajo: Charles Schumer, líder de la
minoría del Senado
Debajo: el Presidente Donald Trump y el Presidente del Senado, Mitch McConnell.

Los hombres se dividen en dos bandos, dijo José Martí, los que aman y fundan, los que odian y deshacen. Esta verdad dicha como muchas otras por nuestro liberador y poeta cubano, la recordé observando la violenta turbulencia que estamos atravesando. La comparo a un avión cuando está en medio de una tormenta anunciada para que nos abrochemos los cinturones, y no deja de dar saltos súbitos hacia arriba y hacia abajo en cuestión de segundos, miras a tu alrededor, ves los ojos cerrados y la expresión de horror de los pasajeros, y ya das por seguro que la nave se va a estrellar, a hundir en el mar.

No encuentro mejor símil, porque es una experiencia que conozco y me da  pánico, como el que ahora siento ante el futuro inmediato de Estados Unidos. ¿Caerá la nación en el precipicio o se salvará? Contrario a un accidente aéreo, depende de quienes ganen la batalla decisiva. Los que aman y fundan o los que odian y deshacen.

William Webster, presidente del Consejo Asesor del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, exdirector del FBI (1978-1987) y de la CIA (1987-1991) y el exjuez federal que logró acabar con la mafia de Nueva York bajo el gobierno de Jimmy Carter, escribió una columna de opinión el lunes 16 de diciembre en The New York Times titulada: “Dirigí el FBI y la CIA: Hay una amenaza urgente al país que amo”. En ella el respetado conocedor de eso que se llama peligro, el experimentado y alto dirigente de nuestra Inteligencia nos lo advierte: hay que sacar a Donald Trump de la presidencia, estamos al borde de caer en una dictadura bajo el mando de un monarca, déspota o tirano.

Webster es uno entre más de mil profesionales, funcionarios y distinguidos servidores públicos en varias ramas del saber y del gobierno, que han lanzado la voz de alarma desde hace tiempo. Más de 550 abogados firmaron una carta pidiendo que se destituya al presidente; cientos de psiquiatras y psicólogos hicieron público un documento en el que afirman que Donald Trump padece de trastornos mentales serios. El mismo lunes más de 700 profesores de historia publicaron un documento firmado en el que exponen sus razones por las cuales el presidente debe ser sacado de su cargo.

Los periódicos de la nación cuyos editoriales piden el impeachment aumentan casi a diario. Solo en esta última semana los siguientes rotativos han publicado la visión de su junta editorial: The New York TimesWashington PostUSA TodayLos Angeles TimesSaltLake TribuneTampa Bay TimesOrlando SentinelBoston GlobeNew York Daily NewsChicago Sun-TimesPhiladelphia InquirerSan Francisco Chronicle. Y se sumarán otros. Ni The Miami Herald ni El Nuevo Herald han publicado un editorial, como era de esperar en Miami. Los voceros cubanoamericanos trumpistas están entre comisionados de la ciudad, otros son intimidados en las ondas radiales y la prensa en general se deja intimidar aun cuando el caso es tan grave para conservar la democracia de Estados Unidos. Pero ese tema merece un artículo aparte.

La OTAN, la Unión Europea y organizaciones nacionales importantes han expresado su preocupación con la presente administración. Entre ellos casi todo el Pentágono, que ha ido alarmándose ante las decisiones de Trump y ha denunciado públicamente varias veces la errada política exterior del presidente, que en muchas ocasiones favorecen a Rusia en lugar de a Estados Unidos. Digamos que la gota que colmó la copa y que incluso provocó la renuncia de altos mandos del ejército fue la orden sin consulta previa al Congreso de retirar las tropas estadounidenses de Siria. Ese repudiable acto le dejó a Turquía libre la frontera, densamente poblada por los kurdos. Ni un minuto perdieron los turcos en comenzar la matanza de kurdos, cuyo territorio, Kurdistán, tiene fronteras con Turquía, Irán, Irak y Siria. El vacío dejado por las tropas de EE. UU. les dio luz verde a las tropas turcas, pero no sólo eso, favoreció en alto grado a Putin y lo peor quizá, ha hecho posible el resurgimiento de los terroristas islamistas.

Trump traicionó a los kurdos, y se ha dado crédito, como suele hacer, de la eliminación de los terroristas. Pero la verdad es que sin la guerra sin cuartel de los kurdos los terroristas no habrían sido tan debilitados y el Califato Islámico todavía tendría territorios en el Medio Oriente. Súmesele a esto que fueron los kurdos los que localizaron e hicieron posible el asesinato del líder máximo de ISIS, Abu Bakr al-Baghdadi. 

El magistral Informe Mueller, en el que se evidencia la obstrucción de la justicia y la confabulación de la campaña presidencial de Trump con Rusia para que este ganara las elecciones, dio como resultado la acusación, condena y encarcelamiento de los hombres más ligados a su campaña presidencial y a su presidencia. Todos acusados de crímenes graves, incluyendo a los que están libres todavía, pero que han sido condenados y esperan sentencia. Evito escribir los nombres de todos los implicados el capítulo de esta saga criminal, porque son muchos los delincuentes con estrechos vínculos con el presidente Trump. Lo haré cuando sea estrictamente necesario.

Existen decenas de motivos por los cuales hace tiempo el Congreso, como rama del gobierno con poder de destituir y enjuiciar a un presidente, pudo haber iniciado un proceso contra él. Se esperó a que estuviera listo el Informe Mueller. Sabemos que después del despido de varios miembros de alto rango del FBI, como su exdirector, James Comey, del ex fiscal general Jeff Sessions (porque se había excluido de la investigación de la trama rusa, algo que molestó al presidente, porque confiaba que Sessions le sería leal a él y no a la verdad, Trump nombró como fiscal general, al frente del Departamento de Justicia, la tercera rama del poder del Estado, a William Barr, y este sí sigue las órdenes del presidente ignorando su deber al jurar por la defensa de la democracia y la Constitución y no al presidente, Barr es un cómplice y lacayo de Trump.

En suma, el Informe Mueller evidencia, y así lo corroboró el mismo Mueller ante la audiencia del Congreso cuando fue llamado a testificar, que hubo abuso de poder, obstrucción de la justicia y conspiración entre la campaña presidencial y los rusos.

La Inteligencia y otros expertos en política exterior han escrito o aparecido en televisión diciendo por las claras que el presidente Donald Trump es el peligro mayor que confronta la seguridad nacional.

Fue el quid pro quo que intentó llevar a cabo Trump con el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, lo que finalmente le dio al Comité Judicial de la Cámara dos causas para la destitución del presidente: abuso de poder y obstrucción del Congreso, considerados crímenes graves en el Artículo II de la Constitución, donde se indica que es motivo para el impeachment del presidente. Ha quedado ampliamente evidenciado por los testimonios de los implicados directa o indirectamente el intento de soborno y extorsión cometido por el presidente Trump. Para aclarar: Ucrania fue y sigue siendo invadida por Rusia para anexarla a su territorio como hizo con Crimea. Zelensky necesitaba la ayuda económica de Estados Unidos con urgencia, ayuda que ya había sido aprobada por el Congreso para comprar armamentos para la defensa del país. Trump la detuvo y condicionó esa ayuda a cambio de que Zelensky investigara e hiciera públicos elementos dañinos sobre Joseph Biden y su hijo, Hunter. Es decir, negociaba la política exterior del país a cambio de sacar ventajas personales para su campaña presidencial. Eso se llama abuso de poder, pero lo que es peor, es que más tarde se descubrió que había un plan maestro ideado por Putin y promulgado aquí por Trump, que había sido Ucrania y no Rusia la que había intervenido en las elecciones de Estados Unidos en 2016. Trump, en uno de sus impulsos incontenibles, dijo que era verdad, porque “Putin me lo dijo”.

¿A quién conviene que Ucrania no esté armada? ¿A quién le conviene que se crea que fue Ucrania la que intervino en las elecciones? A Vladimir Putin, y Donald Trump es su lacayo.

El estudioso de la Constitución, Noah Feldman dijo ante el Comité que “sin la destitución (incluida en la Constitución), el presidente hubiese sido un monarca electo, con la destitución es un presidente que no está por encima de la ley”.

Ya la Cámara de Representantes votó a favor de la destitución. En enero se celebrará el juicio en el Senado, donde si gana el voto a favor, Trump deja de ser presidente de inmediato.

Pero eso, como sabemos, es difícil que suceda. Porque el aliado más importante que tiene el presidente para poder permanecer en el poder hasta las elecciones de 2020 es el presidente del Senado, Mitch McConnell, que presidirá también el juicio. Este hombre de probados actos de corrupción dijo públicamente lo siguiente: “No hay diferencia entre la posición del presidente y nuestra posición (los republicanos) en cuanto a cómo manejar esto. No existe la posibilidad de que el Senado vote a favor de condenar al presidente”.

Por un instante mediten en esas palabras: quien preside el jurado senatorial anuncia antes del juicio que no va a ser imparcial, lo admitió públicamente llamándole a este proceso un juicio político iniciado por los demócratas.

Pero ese ha sido un error grave del camaján político Mitch McConnell, porque la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, al terminar la votación en la Cámara donde se destituyó por mayoría a Trump el miércoles 18 de diciembre, dio una conferencia de prensa. Y ahí cambió de súbito las reglas del simulacro que iban a llevar a cabo los republicanos liderados por McConnell.

Como ha quedado en manos de la Cámara de Representantes defender la Constitución y la República, y lo hace, con creces, al argumento republicano de que no hay suficiente evidencia de que Trump cometió abuso de poder y obstrucción del Congreso, el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, ha pedido formalmente que vayan a testificar al juicio algunos de los altos funcionarios de la Casa Blanca, testigos directos, oculares, presentes en el crimen. Estos son: Mick Mulvaney, jefe de Gabinete de la Casa Blanca; John Bolton, ex asesor de Seguridad Nacional; Robert Blair, jefe de personal de la Casa Blanca y Michael Duffey, jefe de presupuesto para la seguridad nacional. Mike Pompeo, secretario de Estado, John Bolton, ex asesor de seguridad nacional y otros. Pero el presidente les ha prohibido testificar. Ahí radica la obstrucción del Congreso, en que en todo momento Trump ha impedido que testifiquen algunas personas citadas por la Cámara, ha intimidado a los que han tenido el valor de ir, y los ha descalificado y calumniado por medio de tuits.

McConnell también se niega a que haya testigos en el juicio, ni que se presenten documentos que están en el poder de Trump altamente incriminatorios, no quiere emails, grabaciones, fotos, no quiere nada. Un juicio rápido y que exonere de toda culpa al presidente. ¿No se da cuenta el senador de Kentucky que tiene que jurar antes de comenzar el juicio y en ese juramento aparecen como sagradas las palabras que dicen que será imparcial al ejercer su función? Sería un perjurio, que se paga con cárcel. Es tan torpe lo que hacen los republicanos que no tienen argumentos para defender a Trump que a la vez que se quejan de que no hay pruebas de su culpabilidad, impiden a testigos de primera que asistan al juicio. Es transparente el juicio fraudulento, el delito que están dispuestos a cometer con tal de defender a Donald Trump de todos los desmanes y crímenes que ha cometido y sigue cometiendo siendo presidente.

¿Cómo entender lo que ha sucedido con el Partido Republicano? ¿Qué les ha pasado? Algún día sabremos si fue uno de esos raros fenómenos de culto a la personalidad que a veces aqueja a un pueblo o un partido por el carisma de su líder. Pero, ¿tiene carisma Trump? No lo tiene, pero se ha convertido en  el símbolo de todo lo que han ansiado y ansían la mayoría de los republicanos y la sociedad de consumo, convertida ya en una plutocracia: símbolo poderoso del dinero, poder, codicia, desprecio por las clases pobres, a quienes ocupan por su pobreza (recomiendo el libro Not a Crime to Be Poor. The Criminalization of Poverty in America, de Peter Edelman. El autor es abogado, estudioso y asesor de políticas públicas y profesor de Derecho en el Centro de Leyes de la Universidad de Georgetown. Se especializa en los campos de la pobreza, asistencia pública, justicia juvenil y ley constitucional).

En esta lucha sin precedentes en la historia de esta nación, se ha entrado en un período de estancamiento, de tregua que durará hasta enero, cuando regresen los congresistas de las vacaciones de estos días de fiesta y año nuevo. Se fijará entonces la fecha del juicio. Pero las circunstancias serán muy diferentes. Porque Pelosi decidió retener en la Cámara de Representantes los documentos-artículos de la destitución del presidente hasta no tener la garantía por parte de Mitch McConnell de que se presentarán algunos de los testigos clave que ellos –Pelosi y Schummer–piden: Bolton, Mulvaney, Pompeo, por ejemplo, y todos los documentos pertinentes. Si Trump o McConnell quieren añadir testigos, los demócratas, que han cumplido con su deber ciudadano y de servidores públicos al cumplir con el mandato de la Constitución, no se opondrán.

¿Por qué si el presidente es inocente no quiere que sus asistentes más cercanos, implicados cada uno –hay evidencias y hasta la confesión pública de Mulvaney de que sí hubo soborno y fraude en el caso de Ucrania–, testifiquen en su juicio?

¿Por qué no quieren Mitch McConnell ni Donald Trump que estos cómplices del crimen testifiquen bajo juramento en el juicio contra el presidente?

Porque sería destituido de inmediato. Al fin los ciudadanos sabrían que se hizo justicia: Donald J. Trump saldría de la Casa Blanca al terminar el juicio.

Nota:

Esta es mi primera columna en el periódico online los7dias.com, con el que estaré colaborando, como otros periodistas que los hacían para El Nuevo Herald que ahora han fundado este medio, los7dias.com., Trabajé muchos años en ENH, pero fue decayendo en calidad, credibilidad y ética periodística. El último año, 2017, en que publique ahí todos los viernes, fue difícil. Tuve la suerte, el don de contar con un editor magnifico, Andrés Hernández Alende, director de la sección Perspectiva, Pero aunque no hablábamos de esto, bien sabía yo que la sala de redacción y la dirección del periódico eran republicanos trumpistas, yo empecé a ser una espina muy incómoda en esa publicación. Nunca fui censurada, y se lo debo y agradezco al director de la sección de Opiniones, Hernández Alende, que renunció al Herald al poco tiempo de yo dejarlo y ahora trabaja en los7dias.com, cómo otros buenos columnistas, entre ellos, Otto Rodríguez. Hace mucho tiempo que otros columnista se fueron del Herald a otros medios. 
Pensar que recortaron a una pagina la sección de Opiniones y destacaban a todo dar los horóscopos de Walter Mercado, que en los momentos que atraviesa Estados Unidos, los titulares sobre las investigaciones, evidencias de la intervención de Rusia en las elecciones de 2016 a favor de Trump ocupaban y siguen ocupando un titular mínimo en el quinto o sexto lugar de la noticias. Mientras predominaba la superficialidad y los titulares de primera sobre el noticias mucho menos importantes, el chisme farandulero y evitar por todos los medios actuar como un diario serio sobre lo que es asunto de primera plana en todos los medios estadounidenses y del mundo. No así en El Nuevo Herald. Se prueba la falta de rigor periodístico que tuvo. Una verdadera pena. Pero todo termina y todo comienza. El silencio, la desinformación u ocultamiento de lo que en verdad está sucediendo en este país ahora sigue siendo noticia carente de la importancia que urge para mantener informada a la comunidad hispana. Es una vergüenza para la prensa hispana, El Nuevo Herald se comporta igual a los trumpistas, ya no los voy a llamar republicanos, porque Trump destruyó a ese partido. Se ha convertido en el partido de Trump, como se han quejado varios republicanos que saben y tienen la conciencia de que ellos hicieron un juramento a la Constitución no a un presidente. Los trumpistas que escriben en opiniones, editores y la directiva de El Nuevo Herald, son astutos y oportunistas, insisten en esconder con los malabarismos de otras”noticias”, la grave, gravísima situación que atraviesa Estados Unidos y los crímenes más que comprobados del presidente Donald Trump. Ahí tenemos el Informe Mueller, los testimonios, los documentos, emails, grabaciones y ahora la destitución por parte del Comité Judicial de la Cámara, cuyas audiencias fueron evidencias constantes de que Trump violó la Constitución, es un delincuente que abusó del poder y obstruyó al Congreso. 
Hoy, domingo, The New York Times publica la noticia de que salieron a la luz unos email donde se ordena por parte de Trump la detención de la ayuda a Ucrania, esto sucede a solo 90 minutos de que Trump hablara con el presidente de Ucrania. El artículo se titula: Officials Discussed Hold on Ukraine Aid After Trump Spoke With Country’s Leader. Sabemos que tenía planeado no darle la ayuda a Ucrania hasta que el presidente no investigara y dijera en público todo lo «sucio» que tenían en Ucrania Joseph Biden y su hijo. En otras palabras, detener la ayuda urgente que necesita Ucrania par defenderse de la invasión de Rusia a cambio de ganancia política personal. En todo siempre, ayudando a Putin,se sospecha, de hecho, que trabaja para el monarca ruso.

Ven

La noche es buena. En el desvelo de la madrugada sin haber dormido un minuto se aprecia mejor la presencia de la noche, tan distinta al día. El silencio y la soledad me acompañan en esta vigilia inesperada que acojo con asombro y gozo. Hay cierto encanto en el entorno, está en penumbra todo y se ilumina u oscurece al compás de la llama que tengo encendida en mi pequeño altar. La desolación se ha ido, no está. Me habita la espera sosegada de alguien que está por revelarse o por llegar. Siento la cercanía del que trae la alegría y una paz como ninguna. Qué belleza la de este misterio que lo ha ido envolviendo todo y no intento descifrar. Es misterio para vivirse, no para indagar. No podría, es sagrado. Y se va revelando en la experiencia, no en la visión ni el entendimiento. Solo se siente, se vive y sin apenas notarlo te va transformando. Seré dichosa? Cómo no serlo si me ha elegido a mí, a mí, mínima mujer de heridas que renace. Soy una nueva creación.

Es el Amor el que se acerca, es la bondad, la belleza, la fidelidad, la ternura, todas ellas en una. Pero además trae la fuerza y el poder para protegerme. Nada ni nadie me hará más daño, me va a amparar, es mi refugio seguro contra toda intemperie o pérdida de rumbo. Me va a cuidar, me cuida mucho ya y me quiere. Me quiere tanto que le duele. Y aunque esta noche es todo gozo por su llegada sé que, además de dolerle su amor, va a morir por mí. No existe amor así. Y me lo está dando constantemente a mi. Yo no esperé nunca esto que me estremece, me sacude por dentro, me colma hasta llegar a una felicidad –es esa la palabra?– nunca conocida. Noche bendita que me advierte que habrá que inventar un lenguaje nuevo, el encuentro es inefable.

Va a estar a mi lado siempre, infinitamente. Nunca me abandonará. Y cuando me lo dice le creo: La fugacidad ha muerto y las despedidas, como lo perecedero. He entrado en la eternidad porque creo. 

El amor con que llega es incondicional, todo me lo da, se lo doy todo. Y mi amor se fundirá en el suyo formando con los otros un cosmos ardiente que avanza inconmensurable hacia el bien. El mal será aniquilado, no existirá.

La alegría de mi alma se halla muy dentro de mí, entre latido y latido de mi corazón. Ahí radica la esperanza que no defrauda, la que me abraza esta noche de vigilia.

Y quién es el que viene, cómo se llama ese que llamo Amor? ? Es Jesús, la imagen visible del Dios invisible, para eso fue la Encarnación, para que conociera a Dios, mi Padre. El principal mensaje que nos envió con su Hijo, el que en el pasado no quisieron obedecer ni escuchar a través de la ley y los profetas: que me ama, que él es el camino, la verdad y la vida, y quién crea en él no perecerá. 

Me vino a decir algo extraordinario, y es el mensaje en que se fundamenta el Reino: tengo vida eterna. La muerte ha sido abolida. Cristo resucitó, yo también resucitaré. 

El viene para liberarme y darme la dignidad que nadie puede quitarme, me la dio antes de yo nacer, desde que estaba en el seno materno. Nací con ella y con una búsqueda ardiente en el pecho. Comprendo lo que está por pasar? No del todo, me sobrepasa en esta noche de vigilia a la espera de ese que llega. Y estoy contenta, y porque estoy contenta sé que mi espíritu está lleno de gratitud. 

Porque llega el que me salva, me celebra, me canta, me bendice. Llega para que tenga vida abundante y ría de alegría. No es maravilloso? Ese que llena todos los sinsentidos, los vacíos de la vida, el que una vez llamé desde el fondo de un precipicio a gritos y plegarias presintiéndolo. Desde entonces, cuando lo encontré, Cristo vive en mí y únicamente por eso permanezco viva, a pesar de los golpes, las caídas, las noches oscuras de alma. 

Casi estamos en Navidad. Es el motivo de mi dicha, inmensa palabra que significa lo que solo Cristo me da.

Una nueva teología

La visión y la teología de El Cristo universal, el último libro del fraile franciscano Richard Rohr, ha influido mucho en mí, es una obra liberadora y transformadora, como fue La danza divina. La Trinidad y tu transformación, que precedió a este último. 

Lo que han leído arriba es la narración de una experiencia real que tuve esta semana. Fue el martes por la noche que no pude dormir. Cuando me sucede eso, pocas veces, no trato de quedare dormida luchando contra lo imposible. Me levanto y hago algo: escribo, leo, oigo música, limpio, hasta que me rindo. 

Esa noche no fue distinta. Me puse a escribir. Lo hice en primera persona, adueñándome del universo, puedo, soy parte de él. 
Quiero compartir con los lectores la reseña que acabo de encontrar de esa obra. Richard tiene 76 años, llevo muchos leyéndolo, como 10. Recibo por correo sus meditaciones diarias, que son parte de mi oración de la mañana, escucho algunas de sus conferencias ya sea en un webinar que él dé, o conferencias transmitidas por Youtube, uno de sus podcasts, etc., y claro, leo sus libros. 

‘El Cristo universal’, un libro del franciscano Richard Rohr

Escrito por Redaccion de iviva, el 2 de abril, 2019

¡Que bueno que en la Iglesia Católica surjan nuevas teologías (intellectum quaerens fidem, Modelos para explicar hoy la fe) y nadie las intente sofocar! El nuevo libro de Richard Rohr‘El Cristo universal’, parece que es una importante aportación a esta reavivación de una fe paulina cósmica y global hoy en día. Traducimos aquí lo que sobre él  escribe Cathleen Falsani, en National Catholic Reporter. IV.

ALBUQUERQUE, N.M. – A lo largo de un tranquilo tramo de Five Points Road en el barrio más antiguo de la ciudad más grande de Nuevo México, a una cuadra de la clínica de metadona y de una casa que los Trabajadores Católicos comparten con gente sin hogar, vive uno de los místicos modernos más famosos del mundo –un fraile franciscano contagioso, jovial y con franela, con un gozo infantil por decirle al mundo que Jesucristo ama a todo el mundo y está en todo.

Es una idea simple, aunque radical. Y una que algunos críticos de Richard Rohr, el franciscano de 76 años que fundó el Centro de Acción y Contemplación en Albuquerque hace 32 años, han descrito como “peligrosa” e incluso “herética”.

Rohr, uno de los contemplativos cristianos más influyentes del siglo pasado, no se asusta ante tales críticas de lo que él cree que es el fundamento teológico para una “reforma de la fe cristiana”. Desembala esta idea, defendiéndola teológica, histórica y bíblicamente, en su nuevo libro, “El Cristo Universal”: Cómo una realidad olvidada puede cambiar todo lo que vemos, esperamos y creemos”.

“Esto no es herejía, universalismo o una versión barata del unitarianismo”, escribe Rohr. “Este es el Cristo Cósmico, que siempre fue, que se encarnó en el tiempo, y que todavía está siendo revelado.”

Mientras que el Cristo Cósmico o Universal puede ser una idea nueva para muchos cristianos contemporáneos, Rohr insiste en que es antigua– parte de la “tradición perenne”, que enseña que toda la sabiduría y el conocimiento en las religiones y filosofías mundiales están enraizadas en la misma fuente universal.

La tradición perenne “te entrena para conectar los puntos y ver qué temas se repiten” en la Escritura, dijo.

Antiguo o nuevo, peligroso o revolucionario, “El Cristo Universal” ha encontrado un público entusiasta. Lanzado a principios de marzo, el libro debutó recientemente en el No. 12 de la lista de best-sellers de no ficción del New York Times.

Un autor prolífico con más de 30 libros impresos, Rohr dice que “El Cristo Universal” es la culminación de todo lo demás que ha escrito, enseñado y predicado en una vida de ministerio y práctica contemplativa. Es su obra maestra, por así decirlo.

También espera que sea su último libro.

Mientras que por todas las apariencias Rohr parece enérgico e incluso robusto, hace 15 meses sufrió un ataque al corazón, que fue consecuencia de una batalla exitosa con el cáncer de próstata en 2015.

Recientemente, sin embargo, el cáncer retrocedió, aunque sigue el tratamiento.

“Tomo cuatro píldoras de caballo cada día que equivalen a quimioterapia oral”, dijo Rohr a Religion News Service en una mañana fría mientras paseaba por los terrenos del CAC a finales de marzo. “¿Cómo es que puedo tener dos cosas que normalmente serían fatales y seguir sentado aquí? No, estoy más que agradecido por el milagro de la medicina moderna”.

Mientras dice alegremente que nunca esperó vivir hasta los 76 años, Rohr asegura a su visitante que su muerte no es inminente.

“No tengo ese presentimiento, gracias a Dios”, dijo. “Sólo sé que, si soy realista, estoy en la última etapa de mi vida, sea lo que sea que eso signifique”.

Aunque dice que “El Cristo Universal” es su última gran obra impresa, Rohr espera escribir un breve tomo, una monografía, sobre la comprensión del pecado de San Pablo.

Rohr comenzó a escribir “El Cristo Universal” hace dos años.

“Fue el libro más difícil que he escrito. … Sabía que tenía que decir esto y no tengo nada que perder a mi edad”, dijo, deteniéndose para saludar a varios miembros de su personal de cuatro docenas de personas, la oficina de CAC llena de actividad en preparación para la conferencia de Cristo Universal en el Centro de Convenciones de Albuquerque.

La conferencia, que comenzó el jueves (28 de marzo), es el evento más grande de la historia del centro, con un participación de 2,200 personas inscritas.

A lo largo de los siglos, gran parte del cristianismo ha perdido la pista de la parte “Cristo” de Jesucristo, argumenta Rohr en “El Cristo Universal”.

Según la teología de la Trinidad –Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo– Jesús era plenamente humano y divino. No mitad y mitad. Completamente ambos. Al minimizar o ignorar la identidad de Jesús como el Cristo, cree Rohr, el cristianismo ha perdido un mensaje central del evangelio: que a través de Jesucristo, Dios ama y redime “cada uno” y “cada cosa”.

“Si todo esto es cierto”, escribe, “tenemos una base teológica para una religión muy natural que incluye a todos. El problema se resolvió desde el principio. ¡Quita tu cabeza cristiana, sacúdela salvajemente y vuelve a ponértela!”

Basándose en Escrituras tales como Colosenses 3:11 – “Sólo existe Cristo. Él es todo y está en todo” – y Colosenses 1:19-20 – “Por medio de él todas las cosas son reconciliadas, todo lo que está en el cielo y todo lo que está en la tierra” – Rohr cree que “todo, sin excepción, es la efusión de Dios”.

Una ballena jorobada. El zumbido de una lavadora. Un soldado lejos de casa. La Nebulosa Carina y el Telescopio Espacial Hubble. Una mujer marchando en las calles por sus derechos civiles. Una familia de solicitantes de asilo separados en la frontera. Café. Oreos. Una puesta de sol. La risa.

O el amado perro labrador negro de Rohr, Venus –su compañero constante durante 15 años, fallecido hace dos años– a quien dedicó “El Cristo Universal”.

“Sin ninguna disculpa, teología ligera, o miedo a la herejía, puedo decir apropiadamente que Venus también fue Cristo para mí,” escribió.

De vuelta en su oficina en CAC, mientras sostenía una fotografía enmarcada de Venus, explicó: “Todo lo que te evoca el flujo de amor está operando como Cristo para ti”.

Todo el mundo y todo.

Mientras caminaba desde las oficinas de CAC, que se encuentran en un edificio de adobe de más de 100 años de antigüedad, hasta el centro de visitantes a una décima de milla de distancia, es obvio que Rohr se deleita en su entorno, ya sea natural o hecho por el hombre. Destaca las flores blancas de un peral y los edificios –algunos de ellos centenarios – comunes a la comunidad Barelas de Albuquerque, establecida formalmente en 1662 y donde ha vivido desde 1986.

Se detiene cerca de un estrecho acueducto que discurre entre las propiedades del CAC para explicar un poco la historia y la función de estas “acequias”.

Las acequias, que son administradas por las comunidades individuales a través de las cuales fluyen, tienen compuertas que controlan los niveles del agua que proviene del Río Grande para ayudar a irrigar las tierras de cultivo. El sistema de acequias, que probablemente fue excavado por los nativos americanos, se expandió durante el período colonial español en los siglos XVII y XVIII.

En su libro “Acequia de Cultura“, el historiador José Rivera describe cómo los acueductos juegan un importante papel cultural e incluso espiritual en Nuevo México, donde las bendiciones anuales de las acequias a menudo combinan elementos católicos y paganos.

“La cultura de la acequia también demuestra un gran arraigo al lugar – como el agua, la cultura se extiende profundamente en la tierra”, escribió Rivera.

Las acequias de Barelas siguen en uso hasta el día de hoy.

“¿No son encantadorea?” Rohr dijo, claramente cautivado por toda la empresa.

Nacido en Topeka, Kansas, Rohr ingresó a los franciscanos en 1961 cuando tenía apenas 18 años, comenzando sus estudios teológicos en serio justo cuando el Concilio Vaticano II se reunía en Roma.

“Fueron los maravillosos años 60”, recordó, riéndose entre dientes. “El momento perfecto para ser educados, para que se les dé una mente crítica, pero luego se les dé buena filosofía y teología para saber cómo procesarla –toda la negatividad por la que nuestro país pasó entonces y que ha vuelto a ser 10 veces peor”.

Rohr fue ordenado sacerdote católico en 1970 y obtuvo una maestría en teología de la Universidad de Dayton ese mismo año. En 1971, fundó la Comunidad de la Nueva Jerusalén (una comunidad intencional que, al menos por un tiempo, logró combinar los movimientos carismático y de justicia social) en Cincinnati, donde vivió y trabajó durante 15 años antes de trasladarse a Nuevo México.

Conecta los puntos a través de su vida de activismo contemplativo, místico y de justicia social –llevado por “el flujo del Amor Divino”– de regreso a su primera “experiencia impresionante” con Dios en la granja de sus primos en el oeste de Kansas cuando tenía 13 años de edad.

“Estoy tumbado en la hierba aterciopelada, mirando a todas las estrellas”, recordó Rohr. “Tengo la sensación personal de que el universo era un lugar seguro, un buen lugar, y que yo era parte de él.”

Poco después, decidió ir al seminario.

“Desde entonces lo he llamado mi “lugar hermoso””, dijo, y agregó que siempre que regresa a Kansas, trata de visitar el lugar. “Todavía me gustaría volver allí otra vez.”

La visión inicial que experimentó cuando era un niño yaciendo en un campo de Kansas todavía inspira a Rohr hoy en día.

Él cree que el tema predominante que corre a través de la Escritura y la tradición es la gracia, que Rohr describe como una especie de compuesto divino de espaciamiento que Dios usa para llenar los vacíos entre todo en toda la creación.

“Si algo viene hacia ti con gracia y puede pasar a través de ti y hacia otros con gracia, puedes confiar en él como la voz de Dios”, dijo. “Renuncia a todo excepto al Dios que es la gracia misma, el que llena los huecos.”

El que viene

La gran tentación es la desesperanza, concluir que todo está perdido, nada qué hacer. Y no hacer nada. Ya cedí a ella en el caso de Cuba, la di por ahogada, triturada y tragada por los tiburones totalitarios, y se me fue apagando la hoguera que siempre estuvo ardiendo en mi corazón. Estas páginas son testigos de ese amor inexplicable por un país del que salí hace muchos años, depositario de denuncias apasionadas e inútiles por más de 20 años con el ilusorio fin de ayudar a difundir las injusticias, la miseria y el crimen que el comunismo había llevado al país donde nací. En vano todo.

Y ahora el hielo insiste en esparcirse dentro de mi alma al ver con ojos llenos de tristeza y desengaño en lo que se ha convertido Estados Unidos. Mi segundo país se ha convertido en una cloaca capitalista, oligarquía del obsceno 0.1 por ciento de la población, que domina el Congreso, Wall Street, la venta industrial de armas, la esclavitud de millones de hombres y mujeres que trabajan para las compañías americanas establecidas en sus países. ¿Cómo no ceder a la desolación y la amarga corroboración diaria del triunfo de la codicia, la apetencia de poder y el cinismo?

Dice San Ignacio de Loyola –maestro en desolaciones y consolaciones–, fundador de la Compañía de Jesús –los jesuitas– en el siglo XVI, en lo que se conoce como el Principio y Fundamento, base para practicar los Ejercicios Espirituales:

“1. El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, consistiendo en esto la realización de su persona.

2. Y las otras cosas que están sobre la tierra, son creadas para el hombre, para que le ayuden a conseguir el fin para el que es creado.

3. De donde se sigue que el hombre tanto ha de usar de ellas cuando le ayuden para su fin, y tanto las ha de dejar cuanto para ese fin le impiden.

4. Por lo tanto, es necesario hacernos libres (indiferentes) ante todo, de tal manera que no queramos, de nuestra parte, más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y así en todo lo demás.

5. Solamente deseando y eligiendo lo que más me conduce para llegar al fin para el que somos creados” (lo que Dios quiere de mí).

Son muy fuertes estos fundamentos, difíciles de vivirlos fielmente, porque exigen un cambio radical de vida, una conversión tan profunda que no me cabe duda: solo la gracia de Dios la puede impulsar y sostener. Los hombres y mujeres de fe somos seres elegidos –nos llamó Dios desde el vientre materno, nuestro nombre está escrito allá arriba, en el Libro de la Vida (Apocalipsis 20; 12,15. Ap. 21; 27. Daniel 12;1-2. Filipenses 4; 2-3. Lucas; 10, 20)–, lo que no impide el sufrimiento y las lágrimas, es una de los grandes enigmas con que Dios nos envuelve la vida.

Así fue con María, la joven judía de la ciudad de Nazaret, en Galilea, a quien un día se le apareció el ángel Gabriel y le dijo aquello: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» y le anunció que tendría un hijo a quien le pondría por nombre Jesús. “¿Cómo será eso, si no he conocido varón?”, preguntó ella. «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”. Ya el ángel le había dicho, cuando María se asustó con su llegada y sus primeras palabras, “No temas, María”. Y así fue como llena de gracia y de fe, María asintió al gran misterio: “Sí”, dijo, “que se haga en mí según la Palabra del Señor”. Y así aconteció la Encarnación.

Así, como con María, debe ser con nosotros, los cristianos, la fe y la gracia nos deben llevar a no ceder a la tentación de la desesperanza, la depresión paralizante de no hacer nada por cambiar este mundo, para lo mejor, siguiendo a Jesús.

¿Era mejor la situación social, política, económica que les tocó vivir a María y a Jesús? ¿Había paz, justicia, no existían dictadores ni asesinos, no se mentían y mataban los hombres? ¿No había ambición de poder y dinero? Era, igual que ahora, un mundo podrido.

Entonces, ¿cómo no prepararnos para la llegada de Cristo? Porque eso es lo que estamos anticipando, la celebración del nacimiento de Jesús. Es Adviento. Y el que viene nos da la fortaleza.

Ayúdanos, Dios nuestro, a enseñar el mensaje de la Encarnación para que nosotros, los portadores de la imagen de Dios hagamos más visible el amor en la tierra.