Mi acto de repudio en el Versailles y otras bajezas de los cubanos trumpistas

A veces, muchas veces, me repugnan a los cubanos. Son como una cucaracha agonizante boca arriba expulsando ese líquido oscuro que sueltan dando pataletas. Pero no los veo morir. Siguen retorciéndose destilando odio. Me estoy refiriendo ahora a los cubanos del exilio que aplauden con sus patas de cucarachas al presidente Trump. Según una encuesta reciente, la mayoría lo apoya, sin importar la fecha en que salieron de Cuba: hace 60 años o hace cinco. 

Después me inspiran una inmensa compasión. Los veo como seres mutilados que cargan heridas abiertas y andan doblados por el peso, la catástrofe, la laceración punzante de saberse sin patria , por haber sufrido –muchos, no todos– sabe Dios cuántos horrores en la isla y el pueblo que maldicen, desde que se fueron. Pobres hombres y mujeres aplastados, condenados, expulsados del Paraíso.

El sábado 26 de septiembre de 2020 en horas de una tarde temprana, fui victima de un acto de repudio en el Versailles, exactamente en la cafetería que queda al lado del restaurante, donde se acude, con hambre y regocijo de compartir por unos instantes nuestra cultura culinaria e identidad. Me gritaron, me levantaron las manos y los brazos amenazantes, aunque nadie me dio un golpe físico. Era más de una docena de hombres y mujeres en un estado magníficamente delirante a toda voz, buena muestra para ser analizadas por antopólogos y psicólogos junguianos, específicamente junguianos.

“¡Comunista!”, me gritaban, otros se reían burlándose de mí y se miraban entre sí. Me odiaban cuando me gritaban, “¡Vete para Cuba!”, “¡Que se vaya!”, “¡Que se vaya!”, “¡Estúpida!”, “¡Comunista!”. Era el estribillo.

El escándalo se formó cuando me tocó el turno de pedir un cortadito y frente a mí había un señor entregándole a una empleada unos documentos, a la vez que le decía: “Ahí está todo, por quién votar y cómo hacer todo”. Yo, en voz baja, estaba muy cerca de él, le pregunté: “¿Por qué usted le indica a una ciudadana por quién votar y que le dé las instrucciones y papeles a las otras empleadas? Votar es un acto libre, es un derecho y un deber, usted parece intimidar” Y entonces me contestó fuera de sí: “¿Por qué se mete en esto? Lo hago porque me da la gana”, y le le dije sin levantar la voz, “Seguro que usted es de los de Trump”. Se puso furioso, ya otros habían escuchado y visto la expresión de rabia de aquel cubano que empezó a hablarme haciendo gestos amenazantes, en voz alta y molesta.

Ardió Troya en el Varsialles. Algunos se levantaron de las mesas, muchos se viraron hacia mí, las empleadas empezaron a gritar “¡Trump!, ¡Trump!, ¡Trump!”, pero no tres veces, muchas, muchas veces lo repetían y aplaudían. 

Se levantaron los que, con sobras de pastelitos u otra comida en la boca, la abrían escupiendo para unirse al coro y repetir frenéticamente el nombre del presidente. Era su líder, su fürer, cómo no defenderlo con todo, aunque se les saliera el café por entre los dientes.

Yo no concebía lo que mis ojos y oídos estaban viendo y escuchando. Me dio un salto el estómago y sentí el impulso de contestarles a todos, mirando a todas partes. Buscándoles sus rostros. “Fascistas, cubanos trumpistas, prepárense porque van a ganar Biden y Kamala!”. Entonces fueron más las risas, se reían con ganas. “¡Vieja comunista!”. Ya la gente ocupaba de pie el centro de la cafetería, allí estaba yo también, casi en el centro, a mi lado se hallaba mi amiga con quien había ido a tomar café allí, que es puertorriqueña, una doctora en medicina con vastos conocimientos en psiquiatría, hoy retirada. No abrió su boca, solo miraba espantada. Ella lleva muchos años viviendo en Miami, nada cubano le es ajeno. Pero esto, esto que estaba viendo, era la primera vez que lo veía, me dijo después muy impresionada. 

En un momento me fijé en un joven que tenía muy cerca, que se reía de mí en mi cara. Y le pregunté: “¡Cuándo saliste de Cuba?” me pudo escuchar a pesar de los gritos de aquellas personas fuera de sí. “Hace 10 años, pero no importa cuándo salimos. Trump es el hombre y va a ganar estas elecciones. Trump!, Trump, Trump!”. Y me miraba mientras repetía el nombre. Me dio lástima y le dije mirándolo a los ojos: “Tienes un caudillo dentro. Lo necesitas. Se llama Fidel Castro, pero gritas Trump. Un nazi, un dictador, un criminal, por ése vas a votar.” Aumentó su risa, el número de sus carcajadas. 

Dije dirigiéndome a todos, alzando la voz, sintiéndome impotente, para que me oyeran: “Además, no es Trump, es Putin a quien él obedece”. Segundo incendio troyano, mucho más fuerte en el Versailles. Incendio de risas histéricas. Incendio de ira tal y como hemos visto que son los actos de repudio en Cuba. “¡Está loca!” oí decir entre las voces. “¡Es una fidelista!”

La cajera que tenía en frente pidió como en súplica que ya, que se acabara aquella “discusión” sobre política. La miré, pagué la cuenta y nos fuimos. Atrás quedaron las risas, ls gritos, incluyendo el de las empleadas que noté nerviosas, de la cafetería del Versailles.

Regresé a casa y leí, minutos después, la noticia sobre el periódico Libre, de extrema derecha, que había estado insertándose por seis meses todas las semanas en el diario donde trabajé muchos años, El Nuevo Herald. 

Y recordé el año 2016, cuando empecé a intuir problemas crecientes en el periódico contra mí porque publicaba artículos en contra de Trump. 

Mi editor, que jamás me censuró a pesar de verse varias veces en apuros por mis columnas y enviarme emails en los que me decía lo que escuchaba en la sala de redaccion sobre mí y lo que escribía, y que debería de evitar decir ciertas cosas ofensivas sobre Trump, porque, según lo que a él le decían “es el presidente de Estados Unidos,  hay que respetarlo”. Además, “nada ha sido probado». Andrés Hernández Alende, escritor y periodista, no se dejó intimidar, pensaba como yo, es demócrata y sabe de qué podrida madera está hecho Trump. Pero se vio presionado, era demasiado, y yo no cedía, exponiendo mis razones con hechos comprobados por los investigadores y periodistas de prestigiosos periódicos y organizaciones. Yo no escribía mentiras, todo era verdad. Mi trabajo era investigar y difundir la verdad. Fui primera en esas páginas que denunció el asunto del dossier, de la interferencia rusa en las elecciones, que seguí paso a paso, de otras cosas que, según supe, no creían en absoluto los editores y otros periodistas de Herald, derechistas trumpistas, aunque fundamenta lo dicho con fuentes de la más alta credibilidad. Ese es el trabajo muy difícil y gratificador de un buen periodista. Así lo hice durante 2015, 2016, 2017 y 2018, en que en el mes de junio la dirección –las ex directoras hoy– de El Nuevo Herald, marcadamente pro Trump decidieron que yo no escribiera más columnas de opinión en el diario. Después del vergonzoso escándalo de la inserción del periódico Libre, dirigido “por Demetrio Pérez, Jr., el ex miembro de la Junta Escolar de Miami-Dade, delincuente convicto que tiene un pasado oscuro que ha sido cubierto prominentemente por el Herald”. [Lapsos en comunicación llevaron a publicación de suplemento insertado con textos ofensivos.

Por Andrés Veglucci, 20 de septiembre de 2020, El Nuevo Herald].

Me alegro de que McClatchy, la empresa estadounidense dueña de The Miami Herad y El Nuevo Herald haya despedido de su puesto a su directora editorial, Nancy San Martin, y haya sacado también de su cargo, aunque no despedido a la publisher y executive editor de ambos diarios, The Miami Herald y El Nuevo Herald, Mindy Márquez. Su director actual es Jay Ducassy, alguien con vasta experiencia periodística y confiable.

Este es un ejemplo de lo que saió pubicado en Libre y difundido por El Nuevo Herald 

“The columnist wrote that Michelle Obama reminds him of a “black monster” in Dante’s Inferno. Other times, he wrote that Islam is “filth,” Native Americans “primitive” and Africa the “ass of the world.” On another occasion still, he called George Floyd “ugly,” a “common criminal” and the protests over his death at the hands of police “racial whoremongering.” 

And then there’s the time that he wrote, in all apparent seriousness, that Black Lives Matter protesters should summarily be put to death.” 

That’s only a small sample of the work of Roberto Luque Escalona, a Cuban exile writer whose vituperative and obscenity-laced opinion pieces ran in a thick insert named LIBRE that its publisher paid to distribute inside every Friday’s edition of el Nuevo Herald, the Miami Herald’s Spanish-language sister newspaper this year. After ending the relationship with LIBRE last week, Herald newsroom leaders said.

«El columnista escribió que Michelle Obama le recuerda a un» monstruo negro «en El Infierno de Dante. Otras veces, escribió que el Islam es «inmundicia», los nativos americanos «primitivos» y África el «culo del mundo». En otra ocasión aún, llamó a George Floyd «feo», un «criminal común» y las protestas por su muerte a manos de la policía «prostitución racial».

Y luego está el momento en que escribió, con toda aparente seriedad, que los manifestantes de Black Lives Matter deberían ser ejecutados sumariamente «.

Esa es solo una pequeña muestra del trabajo de Roberto Luque Escalona, un escritor cubano exiliado cuyas opiniones vituperadoras y llenas de obscenidad aparecían en un grueso inserto llamado LIBRE que su editor pagó para distribuir dentro de la edición de cada viernes de el Nuevo Herald. Periódico hermano en español del Miami Herald. 

Por décadas el exilio “histórico” cubano (y ahora mucho de los que siguen llegando), se ha quejado y acusado a El Nuevo Herald de ser comunista, “el Granma” de Miami. De veras que los cubanos pueden ser cerriles. Ese periódico ha estado minado de personal editorial de derecha siempre. No lo sabré yo, que trabajé en su sala de redacción por 10 años. Y como columnista por más de 25.

Así suceden las cosas significativas a las que deberíamos prestrle más atención, si de veras los cubanos quieren una Cuba democrática y donde se respeten los derechos humanos y una prensa libre en un futuro, que veo cada vez más lejano. 

El mismo sábado 20 de septiembre en que me hacían un acto de repudio por expresar mi opinión libre ciudadana en contra de Donald Trump, en respuesta a un intimidador y ser de inmediato llamada “comunista” “estúpida”, “vete para Cuba”, etc., en el restaurante cubano más famoso de este Miami revuelto y brutal, se descubría  que las directoras de El Nuevo Herald, importante diario con decenas de miles de suscriptores, estrechaba sus lazos a escondidas con un divulgador y delincuente trumpista, Demetrio Pérez, Jr., para influir en los votantes hispanos del Sur de la Florida de forma que saliera electo el actual presidente, delincuente, asesino que permitió y propagó mentiras sobre el cobid19, agente de Vladimir Putin, jefe de gobierno de un país enemigo, misógino, psicópata, mentiroso patológico, aspirante a dictador totalitario como Fidel Castro. 

Esos son los cubanos trumpistas, igualitos a los cubanos comunistas. 

doramador12@gmail.com

6 comentarios en “Mi acto de repudio en el Versailles y otras bajezas de los cubanos trumpistas

  1. el fanatismo visceral del exilio Cubano
    lo hace creer q Cuba Sera libre..todos van y regresan..y se esconden en las Banderas q imponen en sus carros y Casas de un lider escaso de ideas pero Lleno de mentiras..

  2. Dora, mis respetos para usted. Es una periodista valiente. Y coincidimos en muchas cosas. Yo también opino que casi todos los cubanos llevan un Fidel Castro dentro. E igual en muchas ocasiones la actitud de la mayoría de cubanos de Miami me hace despreciar a quienes son mis compatriotas.

  3. Yo me di el gusto de escribir en inglés y español los comentarios que están despues de esta introducción en los propios periódicos a raiz del escándalo de LIBRE, que se llamaba anteriormente El Matancero Libre. Y de luque Escalona qué se puede esperar? Comunista arrepentido y falsificador de huelgas de hambre. Lo de El Nuevo Herald es un bochorno mayúsculo que viene rodando desde que Carlos Alberto Montaner era el jefe de las páginas de Opiniones teniendo como censora a la «miliciana de corazón» Araceli Perdomo (que Dios la tenga donde mejor le convenga).

    As a proud alumni of El Nuevo and The Herald I feel more embarrassed every day by the poor informational quality especially of the publication in Spanish. That was not the dream of those who worked tirelessly to convert an insert without its own personality into a thriving daily newspaper. To say that there was no set quality control and to accept a disparaging publication such as «Libre» to accompany El Nuevo Herald as an insert is a lack of respect to readers, advertisers and to serious journalism. Just knowing that the owner of that mentioned pamphlet, «Libre», is a convicted felon for defrauding the US Federal Government’s Section 8 Housing Program and by lying to elderly and low income tenants of such property and charging them higher fees. This betrayal of our own community members, our neighbors is enough of a reason to not accept Demetrio Perez Jr. and his publication to be part of the Herald brand of trusted news in our community. Due to this type of negligence and greed this is the true reason why this newspaper and many others are bankrupt and on the verge of closing their doors forever. Instead of selling the barely used Herald building in Doral for top dollar, hire some real staff and establish the worth ethic and quality control that once helped this paper thrive, not just in English but also helped make the Spanish paper a revered publication in the community.
    You all MUST resign out of pure decency.

    Como orgulloso «alumni» de El Nuevo y The Herald, cada día me siento más avergonzado por la mala calidad informativa, especialmente de la publicación en español. Ese no era el sueño de quienes trabajaron incansablemente para convertir un suplemento sin personalidad propia en un próspero diario. Decir que no hubo un control de calidad establecido y aceptar un libelo como «Libre» para acompañar a El Nuevo Herald como un encarte es una falta de respeto a los lectores, a los anunciantes y al periodismo serio. Solo con saber que el dueño de ese panfleto «Libre» es un delincuente condenado por defraudar al Programa de Vivienda Sección 8 del Gobierno Federal de los Estados Unidos y por mentir a los inquilinos ancianos y de bajos ingresos de dicha propiedad y cobrarles tarifas más altas. Esta traición a los miembros de nuestra propia comunidad, nuestros vecinos, es una razón suficiente para no aceptar que Demetrio Pérez Jr. y su publicación sean parte de la marca Herald de noticias confiables en nuestra comunidad. Debido a este tipo de negligencia y codicia es la verdadera razón por la que este diario y muchos otros están en quiebra y al borde de cerrar sus puertas para siempre. En lugar de vender el edificio del Herald apenas usado en Doral por el mejor precio, contraten personal profesional y con experiencia y re-establezcan la ética de valor y el control de calidad que una vez ayudó a que este periódico prosperara, no solo en inglés, sino que también ayudó a hacer del periódico en español una publicación venerada en la comunidad.
    Y todos ustedes DEBEN renunciar por pura decencia.

  4. Gracias Luciano. Comparto plenamente tu opinión y tus experiencias. Qué dolor primero y que ira controlada, latente, viva se aloja en nuestro interior al ver y vivir la tragedia de lo que pudo ser nuestro gran periódico verdaderamente democrático, inclusivo, abierto, como una especie de sueño de la gran prensa a la que podríamos aspirar e n un futuro en Cuba. Pero me doy cuenta de que el problema somos los propios cubanos. Pero al ser de esa nacionalidad, esa cultura, poseer esa identidad, que tiene sus glorias y rasgos muy, muy hermosos no puedo renegar de mu fibra identitaria. Coy cubana, fíjate, como Marco Rubio, Ted Cruz, Díaz Canel, Alejando Luque Escalona. Dios mío. No me considero mejor ni superior a nadie, pero hay principios que n0 se debe jamás violar, hay una actitud y una vida ética, una ruta a seguir que ha sido mancillada mil veces por mil Fidel Castros que viven en el alma y el corazón de muchos cubanos exiliados, da miedo. He dicho y airee mi verdad, la verdad de lo que es este Miami que he aprendido a amar a fuerza de tiempo y vivencias bellas, pero que desprecio profundamente por miles de cubanos que la habana, cubanos que salieron de los Comités de Defensa de la Revolución, de la Seguridad de Estado, y hacen ese mismo trabajo aquí. Conste voy anualmente a Cuba, y he conocido comunistas mejores de corazón que los cubanos ambiciosos e insaciables de Miami
    Gracias de nuevo. Dios quiera que ganen los demócratas, levanten el embargo por completo y que podamos regresar a Cuba para siempre con servicios médicos, alimentación libertad y derechos humanos para todos los cubanos. Para aldea me iría, Allá moriría en gratitud por todo lo vivido.

  5. Es muy lamentable que todavía en el 2020 haya una minoría de cubanos extremistas que a fuerza de actos de violencia pretendan tapar el sol. On un dedo. En los 90 fui objeto de un acto de rey pidió frente a mi estudio de tv en New York en Times Square. En mi caso me golpearon en la cabeza por la espalda. Me acusaban de ser “dialoguero” porque buscaba y busco resolver el problema cubano por varios medios simultáneamente que culminen en una mesa de negociaciones publica o secreta. Todos los conflictos políticos por definición se terminan resolviendo en una mesa de negociaciones desde el principio de la historia. Pero esto no lo ve esa mayoría ignorante que posiblemente esté infiltrada por el enemigo para atacar a los que actuamos con estrategia y pensamiento. Nuevamente Dora, cuanto lo siento. Espero los perdones porque en realidad su ignorancia les nubla el entendimiento. Con todo mi respeto para ti y tu profesionalismo, tu amigo de siempre, Marcelino Miyares. Combatiente de Playa Girón y a partir de ahí hasta la fecha siempre trabajando por la libertad de la Patria!!!!

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