
Dora Amador
No sé si es lástima o vergüenza ajena lo que me inspiran los cubanoamericanos que apoyan a Donald Trump. El martes estuvo de nuevo en Miami para reunirse con ellos y otros hispanos en el Koubek Center. Allí les volvió a prometer a mis compatriotas que si salía presidente jamás haría negocios con Cuba si los Castro no cumplen con sus demandas de liberar a los presos políticos y dar libertad al pueblo cubano. Los exiliados aplaudían combativos, decididos a votar por su candidato, que había venido hasta Miami para hablarles y solidarizarse con ellos. Incluso había tomado café en el Versailles. Es la segunda vez este año que Trump viene a Miami para ganarse sus votos mintiéndoles descaradamente. La otra fue el 17 de septiembre, hace dos semanas, cuando dio un discurso en el James L. Knight Center agitando a los exiliados beligerantes con sus palabras en contra de la dictadura castrista, prometiendo no establecer comercio alguno con los Castro. Qué vergüenza escucharlo y hoy saber la verdad.
Pero la más vergonzosa de todas las arengas, la que más asco le debe dar a cualquier cubano que haya estado o esté a favor del embargo –no yo, siempre he querido que lo levanten por completo y lo he dicho muchas veces a través de los interminables años que precisamente por el embargo seguimos aquí– fue cuando Trump vino en 1999 invitado por Jorge Mas, de la Fundación Nacional Cubano Americana, para decir que el embargo debía mantenerse hasta que Cuba fuera libre.
Seis meses antes, como ya todos deben saber por el scoop (“palo”) periodístico que de nuevo ha dado el reportero estrella de Newsweek, Kurt Eichenwald, Trump había enviado a Cuba un grupo de negociantes de su compañía Trump Hotels and Casinos, para ver cómo podía hacer negocios con Fidel Castro y abrir en la isla hoteles y casinos. Los invito a leer el artículo publicado el jueves en Newsweek: “Cómo la compañía de Donald Trump violó el embargo de Estados Unidos contra Cuba”. Pronostico que Eichenwald ganará premios nacionales por la cobertura de primera que ha hecho de los crímenes financieros cometidos por el candidato presidencial republicano, y los turbios negocios que tiene la Organización Trump con compañías extranjeras, algunos son países enemigos de Estados Unidos que le presentarían conflictos de intereses si sale presidente. Sabemos que el gobierno está investigando a fondo todo esto.
Y en exclusiva, Talking Points Memo dio a conocer ayer que el cuidadoso examen que lleva a cabo el fiscal general de Nueva York de la Fundación Trump, se está ampliando al descubrirse que, incluso después de iniciada esta investigación, Trump ha utilizado más dinero de su organización “caritativa” (dinero donado por otros, no por él) para resolver una disputa legal con la ciudad de Palm Beach. Trump ha usado el dinero de la fundación para comprar regalos y resolver otros asuntos personales.
En el artículo de opinión titulado Donald Trump proves he is unfit, unserious and unprepared on national security, publicado ayer en The Washington Post, Michael Vickers y Michael Morell detallan las muchas maneras en que el candidato republicano demostró en el debate presidencial lo incoherente y falto de preparación que está este torpe candidato para ser presidente.
Michael Vickers fue subsecretario de Defensa para Inteligencia de 2011 a 2015 y secretario adjunto de Defensa para operaciones especiales, conflictos de baja intensidad y capacidades interdependientes entre 2007 y 2011. Michael Morell fue director adjunto de la CIA desde 2010 hasta 2013, y dos veces sirvió como director en funciones durante ese tiempo. Ambos han respaldado a la demócrata Hillary Clinton para presidente.
De no perderse tampoco es el reportaje del periódico online Vox: Donald Trump’s history of corruption: a comprehensive review (La historia de corrupción de Donald Trump: una revisión exhaustiva).
Pero no quiero terminar sin darle mi más sentido pésame a Ted Cruz y a Marco Rubio, que respaldaron y votarán –dijeron– por el burro que a patadas acabó con el Partido Republicano, enhorabuena. Tampoco sin citar el final del artículo de Kurt Eichenwald en Newsweek en el que narra toda la indagación y descubrimientos secretos de la conexión de Trump con Castro (ese es el título de portada de la revista). Eichenwald se hace esta pregunta y con eso cierra el artículo: “Qué pasaría si los partidarios cubanoamericanos de Trump alguna vez se enteraran?” Y en un tuit tarde ayer dice Eichenwald: “Trump tenía mucho que ganar al romper el embargo contra Cuba y sólo podría perder si los votantes cubanoamericanos lo descubrieran. Oops”.
Yo le respondo: Muchos republicanos cubanoamericanos, inconscientes o indecentes, votarán por Trump aunque sea un peligro de dimensiones enormes para la seguridad nacional de Estados Unidos, como han afirmado decenas de expertos. Ahí sabremos cuánto amor le tienen a este país que un día muy lejano los acogió como refugiados políticos, se hicieron ciudadanos americanos y juraron defenderlo. No son ni cubanos ni americanos.