Desde el lunes 18 hasta el 25 de enero, se está celebrando “La semana de oración por la unidad de los cristianos”, un evento anual internacional en el cual participan cristianos de todas las denominaciones con un creciente espíritu ecuménico que se ha fortalecido a través de los años. No es tarea fácil, bien lo sabemos, pero se ha avanzado considerablemente en los últimos años. Los materiales para las lecturas bíblicas, oraciones y reflexiones, traducidas a los principales idiomas, son preparadas conjuntamente por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos de la Iglesia Católica y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, organización que aglutina a todas las iglesias evangélicas. Todos los años eligen un tema sobre el cual giran las lecturas, este año es “Destinados a proclamar las grandezas del Señor”, tomada de la primera Carta de Pedro, capítulo 2, versículo 9.
Para poner en su verdadero contexto y significación la celebración de este año es esencial que citemos el pasaje completo de donde está sacado: “Pero ustedes son raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Ustedes que antes eran ‘no pueblo’ son ahora pueblo de Dios; ustedes que no eran amados, son ahora objeto de su amor”. (1 Pedro 2, 9-10).
San Pedro le dice a la Iglesia primitiva que en su búsqueda de sentido antes de encontrarse con el evangelio era un “no pueblo”. Pero a través de la escucha de la llamada a ser “raza elegida” de Dios y recibir el poder de salvación de Dios en Jesucristo , se ha vuelto “pueblo de Dios”. Esta realidad se expresa en el bautismo, que es común a todos los cristianos, en el que renacemos del agua y del Espíritu Santo (Juan 3, 5). En el bautismo morimos al pecado para resucitar con Cristo a una nueva vida de gracia en Dios. Constituye un desafío cotidiano mantenernos conscientes de esta nueva identidad que tenemos en Cristo.
El bautismo nos abre a un nuevo y apasionante viaje de la fe uniendo a cada cristiano con el pueblo de Dios que peregrina a lo largo de los siglos. La Palabra de Dios –las Escrituras que los cristianos de todas las tradiciones rezan, estudian y meditan—es la fundamento de una comunión real. En los textos sagrados que compartimos oímos acerca de la grandeza de Dios en la historia de la salvación, sacando al pueblo de la esclavitud, y de la gran obra de Dios: la resurrección de Jesús de la muerte que inauguró una nueva vida para todos vosotros. Mas aún, la lectura orante de la Biblia lleva a los cristianos a reconocer las grandezas de Dios en sus propias vidas.
Uno de los lugares donde ya llevamos dos años participando en esta celebración es en el Residential Plaza at Blue Lagoon, en Miami, hogar de más de 350 personas de la tercera edad o con algún tipo de discapacidad física o mental que lo lleva a vivir en un Assisted Living Facility como este.
Gracias le damos a la administradora del Residential Plaza, Bárbara Galindo, que con su mentalidad abierta, multicultural y acogedora de lo nuevo que considere bueno, permite con agrado esta celebración anual, y a la directora del Departamento de Actividades, Ada Santana, que es imprescindible para que esta Semana se Oración se lleve a cabo con éxito y orden, dada su experiencia y creatividad, que nos ayuda a lograr el objetivo principal que nos pide Jesús: “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste”. (Jn 17,21). O como nos dicen los Hechos de los Apóstoles 4, 32 “La multidud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma”.
La unidad entre los cristianos es principio y fundamento de la iglesia de Cristo.
Un solo corazón y una sola alma, no significa uniformidad, sino comprensión mutua y respeto.
Es asombrosa la gran asistencia que está teniendo esta celebración ecuménica en la residencia; es prueba de la necesidad que tenemos de unirnos como comunidad cristiana para orar, reflexionar y participar junto al resto del mundo en esta jornada sagrada.