
Es necesario que los historiadores y la Iglesia católica cubana tengan muy en cuenta el legado que han ido dejando los católicos cubanos en su larga, dolorosa y fecunda diáspora desde 1959.
Para un cristiano es imposible no dar a conocer la belleza del Evangelio anunciando a Jesucristo, que con su muerte y resurrección realizó la salvación. «En la raíz de toda evangelización no hay un proyecto humano de expansión, sino el deseo de compartir el don inestimable que Dios ha querido darnos, haciéndonos partícipes de su propia vida», dice Benedicto XVI en su última Carta Apostólica dedicada a la promoción de la nueva evangelización.
Y eso exactamente le sucedió a los miles de cubanas y cubanos católicos que salieron de Cuba, despojados de todo menos de su fe, durante la década del 60. La llama del padre Félix Varela, que sin dejar de amar a Cuba pudo y supo inculturarse en Estados Unidos para continuar su misión –muy poco se ha escrito en Cuba, si algo se ha escrito, sobre su apostolado en defensa y acogida de los irlandeses inmigrantes de Nueva York–, prendió rápidamente en los nuevos exiliados católicos cubanos que fueron llegando a Miami. Cómo no iba a prender si es la misma llama, la de Cristo, la que guiaba a Varela y a los laicos, religiosos y religiosas que llegaban cada día, buscando nueva vida, un nuevo hogar en una nueva tierra, pero sabiéndose hijos de una misma Iglesia. Se integraron y poco a poco se empezó a ver su rica obra misionera hasta hoy: se fundaron colegios católicos, como el del Sagrado Corazón, el Colegio de Belén, el Colegio de La Salle, la Universidad de St. Thomas, un Instituto de Teología Hispana y Latina en la Universidad Barry. Casas de retiros y pastoral familiar, tan necesaria entre los exiliados e inmigrantes en este país, como la Casa Manresa y los Encuentros Familiares, fundada por el padre jesuita cubano Florentino Azcoitia, la Casa de Retiros Juan Pablo II de ejercicios espirituales ignacianos, fundada por el P. Amando Llorente. La Agrupación Católica Universitaria, una institución muy importante en Cuba en la formación de jóvenes profesionales católicos, se fundó en Miami a principio del 60 y hoy está llevando a cabo su labor educativa apostólica en varias ciudades de Estados Unidos, estas misiones se llaman ACU Casas. Puede visitar su magnífica página web de estudios, que cuenta con una biblioteca y enlaces muy buenos.
Innovadores departamentos de pastoral hispana en otras universidades católicas del país. Uno de los mayores santuarios marianos de la nación –la Ermita de la Caridad–, la patrona cubana que se hizo en la diáspora patrona de todos los inmigrantes latinoamericanos–, riquísimas obras pastorales y misioneras en todo Estados Unidos, muy en especial el South East Pastoral Institute, SEPI; se han publicado libros y tesis y artículos y documentos trascendentes para la formación religiosa hispana a nivel nacional.
Algunos de los más importantes teólogos de Estados Unidos son cubanoamericanos. Uno de ellos, Miguel Humberto Díaz, fue nombrado embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede en octubre de 2009; Alicia Marill, la primera y única teóloga que ha dedicado su pensamiento y gran parte de su obra a fundamentar la teología cubana del destierro, y junto al también teólogo cubano, Orlando Espín, fundadora de la Academy of Catholic Hispanic Theologians of the United States (ACHTUS); Roberto Goizueta; Ada María Isasi Díaz y otros en formación. También obra de un sacerdote cubano, Pedro García, fue la iniciativa de la Misión Santa Ana, para proveer servicios sociales y pastorales a miles de trabajadores del campo del sur de la Florida, la inmensa mayoría inmigrantes centroamericanos.
Y en plena ciudad de Miami, en un barrio pobre se halla la parroquia Corpus Christi, magnífica muestra de lo que puede hacer un hombre que se preocupe por la evangelización y la asistencia social y médica a los más pobres del área, me refiero al P. José Luis Menéndez. Este cubano, que salió niño de Cuba, ha logrado expandir la parroquia para poder servir a muchoso más hispanos pobres de otros sectores, donde han construido iglesias-misiones, adscritas a la parroquia, como la Misión Altagracia, en Allapatah; Misión San Juan Bautista, en el Wynwood; San Francisco y Santa Clara, en el downtown de Miami; San Roberto Bellarmino y La Milagrosa. Asimiso ha creado el Colonial Florida Cultural and Convention Center,
Alguien que merece nuestra atención por su obra a favor de la vida es Magaly Llaguno, fundadora de Vida Humana Internacional. Los invito a conocer a esta valiosa cubana y su compromiso con la defensa de la vida y su oposición a la cultura de la muerte, especialmente al aborto.
Se haría muy extenso este trabajo si hablo ahora de lo que nos han dejado en herencia los sacerdotes llegados de Cuba, y la magnífica obra que realizan hoy la mayoría de ellos, ordenados en Estados Unidos, de nuevas generaciones cubanoamericanas. Y por supuesto, los obispos cubanos, como el querido Mons. Eduardo Boza Masvidal, que sirvió como obispo auxiliar de La Habana de 1960 a 1961, cuando, junto con otros 135 sacerdotes fue expulsado de Cuba el 17 de septiembre de 1961 a bordo del navío español Covadonga, que anclado en el Puerto de La Habana se disponía a zarpar rumbo a España.
En ese buque iba un sacerdote joven que llegaría a ser el obispo más querido del exilio cubano, Mons. Agustín Román. Los invito a leer, por ejemplo: Agustín Román, obispo de la Diáspora Cubana; Fallece Monseñor Agustín Román, líder espiritual del exilio cubano, entre muchos otros.
Y como hablamos de obispos exliados, cómo no mencionar a ese gran intelectual, hoy obispo de San Agustín, en la Florida, Mons. Felipe de Jesús Estévez, también a Mons. Octavio Cisneros, Obispo Auxiliar de Brooklyn, NY; Manuel Aurelio Cruz, obispo auxiliar de Newark, Nueva Jersey y Mons. Pablo Varela, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Panamá.
La historia de la última diáspora cubana jamás estaría completa sin la narrativa de lo que fue la Operación Pedro Pan, iniciada por la Iglesia católica de Miami y dirigida por quien la ideó, Mons. Bryan Walsh.
No dejemos atrás, en esta breve historia del legado de los cubanos católicos de la última diáspora, la catequesis infantil y de adultos en las parroquias, los círculos de oración, la dirección espiritual, muchos de los Movimientos Apostólicos de la Arquidiócesis de Miami.
Los Ministerios Laicos o la pastoral laical, fundada por Mercedes Scopetta, manzanillera, ha sido uno de los logros más importantes en Miami. Y en ellos se destaca la obra de una de las mejores escritoras y maestras cubanas de espiritualidad, Adel González, cuyo libro Life is Hard, but God is Good. An Inquire into Suffering y The Spirituality of Community recomiendo.
La ayuda a los necesitados por medio de obras caritativas cubanas, y la puesta en práctica de la doctrina social de la Iglesia a través precisamente de la creación de obras misioneras, como es Amor en Acción, creada por Alicia Marill, y Fe en Acción, del padre Franciso Santana, una vida de entrega apasionada a Cristo y a Cuba. Mi amigo querido, el Padre Santana, murió y me siento honrada de que me haya revelado las fuentes de dónde provenía el dinero con que podía enviar decenas de miles de dólares en medicina a Cuba. El Padre Santana salvó muchas, muchas vidas de cubanos y pudo aliviar muchos dolores y sanar muchas enfermedades a través de su organización, que casi mantenía en secreto, para evitar problemas políticos en Miami, su nombre: Fe en Acción, de la cual se hizo cargo la Ermita de la Caridad cuando él murió. Ahora se llama Fundación Padre Santana. Cubanos con fe en acción.
Inmerso en el dolor y el desasosiego, el inicio de una nueva vida en tierra extraña; la nostalgia perenne y la añoranza que no mueren, estoy convencida de que ha habido una misteriosa llamada de Dios al exilio cubano y se ha respondido con todas las fuerzas de que es capaz un pueblo creyente en destierro. Cristo nos han guiado, el Señor nos ha sostenido e inspirado.
Mercedes Scopetta ( Merci Arcas) es manzanillera.